La propuesta presentada por el Govern al Ministerio de Hacienda para la redacción de un nuevo Régimen Especial de Balears introduce importantes mejoras respecto al actual, en especial en los aspectos referidos a las medidas de carácter fiscal. El documento, que se entregó el pasado miércoles, es ambicioso en sus objetivos y con una clara voluntad de que las Islas dispongan de un tratamiento específico en el conjunto del Estado del que puedan beneficiarse tanto los ciudadanos como las empresas. La negociación todavía no ha comenzado y la cautela es obligada, con independencia incluso de los resultados electorales del próximo domingo.

Compromiso político. El principal apoyo de que dispone el actual Govern para hacer valer sus tesis es, precisamente, el reconocimiento explícito de los máximos líderes políticos estatales de la necesidad de resolver el injusto sistema de financiación que sufre Balears. Un REB eficaz puede ser un instrumento válido para paliar esta situación de la que, conviene recordarlo, los servicios públicos que están a disposición de los ciudadanos son los principales perjudicados. Se abre, por tanto, un nuevo escenario en el que es importante que Madrid sepa que el REB es una reivindicación del conjunto de la sociedad balear.

Ayudas y medidas fiscales. El acceso de las instituciones insulares a la cogestión aeroportuaria, la tarifa plana en los vuelos interinsulares, el incremento de las bonificaciones para los residentes en Menorca, Eivissa o Formentera, rebajas en los desplazamientos con vehículo, ... Son algunos de los aspectos que contempla la propuesta de reforma del REB a la que se quieren añadir cambios importantes en materia fiscal, como la equiparación a Canarias con la creación de una Zona de Inversión Empresarial, las deducciones a las empresas exportadoras o que aborden su renovación tecnológica. Se trata, en definitiva, de paliar los ostes de una insularidad que lastra la economía familiar y la competividad de nuestras empresas.