Una temporada más la costa ibicenca vuelve a ser objeto de agresiones por parte de particulares que consideran que tener una propiedad al lado del mar les da derecho a apropiarse de todo lo que tienen a su alrededor hasta llegar al mar. El último caso de usurpación de la zona de dominio público ha tenido lugar en Porroig, en el municipio de Sant Josep de sa Talaia, donde los propietarios de una vivienda, al parecer, han iniciado la construcción de una escalera desde su casa hasta el mar arrasando a su paso con toda la vegetación, entre ellas sabinas de gran valor medioambiental.

Pasividad administrativa. Sin embargo, este último suceso en el litoral josepí tiene muchos otros antecedentes de igual o mayor gravedad que en su día fueron obviados por unas diferentes administraciones que, en su día, no tuvieron que soportar la presión que actualmente ejercen los ciudadanos a través de las redes sociales. Esta pasividad administrativa no tan lejana ha permitido que hoy en día continúen produciéndose estos abusos en el litoral ibicenco. No obstante, la ‘intimidación’ que los ciudadanos llevan a cabo desde la red apoyada por la influencia de los medios de comunicación ha hecho reaccionar a los dirigentes políticos, que deben actuar con rapidez si no quieren salir escaldados. Este es el caso, por ejemplo, del alcalde de Sant Josep, Pep Agustinet, quien al salir a la luz la presencia de concertinas en su litoral ha acudido raudo y veloz con varios agentes municipales y un celador a levantar acta en día festivo.

La vergüenza de las concertinas. Lo último que faltaba por ver en Ibiza eran vallas con cuchillas como las de Ceuta y Melilla. Los habitantes de la vivienda se excusaron ante el alcalde que era para mantener alejados a los ladrones que ya habían hecho de las suyas en esta zona de la isla. Ninguna razón justifica la colocación de estas cuchillas, y mucho menos en una zona que al parecer es de dominio público.