Pocos podían imaginar la actual situación en la que se encuentran los accionistas del Banco Popular. El pasado miércoles perdieron la totalidad de su inversión tras la compra, por un euro, de la entidad por parte del Banco Santander. Hace apenas una década, el Popular era una de las entidades más solventes del sistema financiero español y sus acciones alcanzaban máximos históricos en la Bolsa. Una vez más, el supuesto papel de control del Banco de España ha fracasado de manera estrepitosa, incapaz de reconducir la alocada gestión de los directivos del banco ya desaparecido.

Impacto balear. La operación del Banco Santander sobre el Popular, tutelada por el Banco Central Europeo, ha tenido un fortísimo impacto en Balears. Cabe recordar que en 2008, el Banco Popular integró de forma definitiva, entre otros, el Banco de Crédito Balear con un canje de acciones muy ventajoso que arrastró a miles de inversores de las Islas. Muchos de ellos han visto como desde el pasado miércoles han perdido la totalidad del valor de sus títulos. La plataforma de afectados calcula un impacto de 600 millones de euros y unos 7.000 accionistas en Balears. Por fortuna, el descalabro no alcanza a los impositores.

Exigir responsabilidades. Lo ocurrido en el Popular obliga a exigir responsabilidades, en primer lugar, a sus directivos, pero también y una vez más al Banco de España, que ha sido incapaz de detectar la lamentable huida hacia adelante de una entidad que siguió apostando por el ‘ladrillo’ en plena crisis. Las sucesivas ampliaciones de capital eran un claro aviso del desastre que se ha acabado produciendo y que deja en el recuerdo los años de esplendor y fortaleza, cuando el Banco Popular era un ejemplo de rigor financiero dentro y fuera de España. El sistema bancario en nuestro país tiene en el Banco de España el origen de muchos de sus males y no parece que nadie quiera acometer una reforma en profundidad.