La decisión de Banco de Sabadell de dejar su sede central en Cataluña y marcharse a Alicante es un fuerte golpe para las aspiraciones soberanistas. Quizás Puidemont, que el miércoles había planteado la necesidad de dialogar, no había calculado que muchas empresas no quieren mantenerse en una comunidad con alto riesgo de quedar al margen de la Unión Europea. La situación puede empeorar si hoy Caixabank también decide dejar Cataluña y otras grandes empresas catalanas han anunciado que quieren marcharse a otras regiones españolas.

Acabar con esta locura. La decisión de Banco de Sabadell debería hacer reflexionar a Puigdemont y desmontar lo antes posible sus planes para proclamar la independencia de Cataluña. Su deriva soberanista está provocando un gran daño a la economía catalana. Los que creían que con una Cataluña independiente dispondrían de más recursos para hacer inversiones empiezan a darse cuenta de que la realidad es mucho más compleja. ¿De qué servirá ser independiente si hay empresas que dejan Cataluña en desacuerdo con los planes de la Generalitat? Si Caixabank también decide hoy abandonar Cataluña la situación para Puigdemont empieza a complicarse mucho.

El Constitucional. Al margen de los problemas económicos, Puigdemont tiene otro conflicto sobre la mesa. El Tribunal Constitucional suspendió ayer el pleno del Parlamento catalán que debía proclamar la independencia de Cataluña el próximo lunes. El acoso judicial contra los soberanistas empieza a ser total y absoluto. Y no conviene olvidar que hoy mismo el mayor de los Mossos tiene que acudir a la Audiencia Nacional a declarar por un posible delito de sedición. La situación se está complicando tanto que Puigdemont, que ahora sí quiere dialogar, lo que debería hacer es dar marcha atrás a todos sus planes soberanistas y convocar nuevas elecciones en Cataluña. Es el camino más sensato.