El Sindicato Médico de Baleares ha reivindicado que se habiliten 400 viviendas de promoción pública para aquellos profesionales de la medicina que trabajen en las Islas. Igual que la Guardia Civil, cuyos miembros tienen derecho a vivienda, los médicos exigen que cuando se dé un trabajo en la sanidad pública también se garantice una vivienda. Evidentemente, la propuesta no llegará a ningún sitio, entre otras cosas porque ahora mismo es imposible encontrar 400 viviendas de promoción pública, pero sin duda la propuesta aviva una polémica muy preocupante en Balears: la falta de pisos de alquiler.

Una solución ya.
No hay peor escenario que no se presenten propuestas viables para un problema que ya lleva años sobre la mesa. Como se publicaba ayer mismo en este espacio de opinión, la picaresca de alquilar camas en habitaciones a 1.000 euros era el reflejo de un conflicto social que se estaba enquistado y que, lejos de solucionarse, la situación ahora es peor que hace dos o tres años. También escribíamos que la regulación de los pisos de alquiler no ha supuesto, por desgracia, que salgan al mercado viviendas de alquiler. O los propietarios han preferido vender sus propiedades o, por el contrario, mantienen sus pisos en alquiler para turistas.

Una buena urgencia.
Presumían los diputados de Podemos que el tema de la vivienda estaba resuelto porque se había incluido el término «emergencia habitacional» en la ley de pisos turísticos. Ya dijimos que era una posición demasiado optimista y que poco iba a solucionar. El tiempo nos ha dado la razón. Todo sigue igual o peor con o sin el término «emergencia habitacional». Faltan, por lo tanto, propuestas originales para promover el alquiler de pisos. Que los propietarios tengan más ventajas fiscales, por ejemplo, o que funcione de verdad la intermediación de la administración en caso de situaciones de morosidad. Mientras tanto, no esperen milagros. Y vayan buscando 400 pisos para garantizar que haya médicos en Balears. Ellos lo exigen.