El voraz incendio que la madrugada del domingo al lunes devastó la planta segunda y tercera de los juzgados de la avenida Isidor Macabich, y que ha dejado completamente inoperativa la sede de los juzgados de instrucción y de lo penal del Partido Judicial de Ibiza, supone una fatalidad de la que solo una cosa cabe sacar en positivo: no ha habido que lamentar daños personales. Todo lo demás supone una calamidad tanto para los trabajadores de la Administración de Justicia como para los operadores jurídicos (abogados, procuradores, forenses, peritos, etc.) y por supuesto, para los ciudadanos.

Desconcierto

El desconcierto sobre qué hacer ahora es máximo. Por un lado, la Policía científica lleva a cabo una minuciosa investigación que permita esclarecer las causas que originaron el incendio, estando abiertas todas las hipótesis como ayer mismo confirmó el director insular Ramón Roca. Por otro lado, hay que buscar una ubicación adecuada a los órganos judiciales que han resultado afectados, así como a los empleados públicos que en ellos trabajaban, cosa nada fácil tratándose de Ibiza. Desde este punto de vista, lo más razonable sería acelerar los trabajos de la nueva sede judicial que se ha edificado a pocos metros, en sa Graduada. Pero incluso eso llevará meses antes de que se pueda recobrar la normalidad.

Cúmulo de carencias

Que el edificio quemado hace tiempo que no reunía las condiciones adecuadas, era un clamor de todos conocido. Que fallasen los sistemas de detección de humo y que saltase la alarma cuando ya el fuego estaba fuera de control, alarmante. Que además el edificio no contase con vigilancia permanente las 24 horas, inexplicable. Todas estas carencias, sumadas al propio fuego, hacen que los responsables del Ministerio de Justicia deban dar explicaciones y, sobre todo, aclarar qué va a suceder a partir de ahora. Y no estaría de más que habilitasen una oficina de información para atender tanto a profesionales como a usuarios que se acercan al edificio con lógica preocupación para saber cómo les va a afectar la situación a la que se ha llegado.