Balears avanzará el próximo lunes a la fase 1 de los planes de desconfinamiento del Gobierno, circunstancia que supone un importante alivio en las restricciones de movilidad de los ciudadanos y, además, la reactivación de importantes sectores vinculados al comercio y la restauración. La medida –que suma Mallorca, Ibiza y Menorca al mismo nivel que Formentera– es la consecuencia directa de la baja incidencia de la COVID-19 en las Islas, pero también del enorme esfuerzo colectivo de contención de la pandemia realizado por parte de los profesionales sanitarios y, por supuesto, del esfuerzo social de confinamiento de las últimas semanas.

Reactivación económica.
Alcanzar la fase 1 del desconfinamiento supondrá la puesta en marcha de importantes sectores de la economía balear. A partir del lunes, aunque con severas restricciones, el pequeño comercio podrá abrir sus puertas; la primera bocanada de aire fresco en las castigadas cuentas de miles de empresas y autónomos. Los pueblos y ciudades de las Islas podrán ir recuperando, de manera paulatina, su pulso vital y una añorada cotidianedad por buena parte de sus habitantes. Quedan, por supuesto, enormes y graves incógnitas por delante, en especial la referida al futuro de la temporada turística, pero el acceso a la nueva fase alivia la dureza de la cuarentena que se inició a mediados del pasado mes de marzo.

Impacto social.
El gran peligro de la aplicación en el conjunto de Baleares en la fase 1 es, sin duda, el sentimiento de euforia que haga olvidar la necesidad de mantener las más elementales normas de prevención contra la COVID-19. La sociedad balear debe ser responsable y prudennte y no puede fracasar en esta estrategia por un exceso de confianza, por la falta de conciencia sobre el eje de todo este episodio que no es otro que combatir el virus. Aunque sea como tributo a las centenares de víctimas mortales y miles de afectados..