La presentación ayer del informe anual de la Fundación Ibiza Preservation evidenció que Ibiza tiene un grave problema con el deficiente funcionamiento de las depuradoras, lo que, lamentablemente, es la causa que está propiciando que la calidad de las aguas litorales de Ibiza esté disminuyendo año tras año. El problema excede el negativo impacto sobre el medio, ya de por sí grave, en tanto que los turistas han dejado de calificar la calidad de las aguas litorales como excelente en el 100% de los casos, como venía siendo habitual. No se trata, pues, de un problema exclusivamente medioambiental, ya que sus consecuencias pueden acabar afectando a la industrial turística y, poniendo, por lo tanto, en riesgo la principal actividad económica de la isla.

Tratamiento terciario.
La presentación de dicho informe coincidió con la difusión ayer de las alegaciones de la Alianza por el Agua al nuevo Plan Hidrológico de Baleares. La entidad reclama, entre otras cosas como el uso exclusivo de agua desalada para regenerar los acuíferos sobreexplotados, que las depuradoras estén debidamente dimensionadas a la población de derecho y a la flotante y que todas cuenten con tratamiento terciario, sistema que permitiría su reutilización en el caso de que los niveles de salinidad lo permitieran. Se tratan de dos reivindicaciones históricas que son una constatación más del maltrato del Govern a esta isla en materia de inversiones hídricas.

Déficit histórico y traspaso.
La pandemia ha pospuesto numerosos proyectos que estaban sobre la mesa desde el inicio del mandato. Uno de ellos es la creación de una agencia insular del agua y el traspaso de la gestión de todo el ciclo del agua, incluyendo obviamente los ingresos del canon de saneamiento. Es un camino que no debe abandonar el presidente del Consell d’Eivissa, ya que la isla no puede permitir que las depuradoras continúen en manos de la administración que ha consentido su deterioro y no ha hecho lo suficiente para actualizarlas. Obviamente, el traspaso de su gestión se ha de producir con recursos suficientes para acabar con el déficit histórico en inversión.