El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmó una remodelación en el Consejo de Ministros que hacía semanas que se venía anunciando. Los cambios se han limitado a las carteras en manos de los socialistas y ha dejado indemnes a sus socios de Unidas Podemos, una crisis que –a pesar de todo– ha sido más amplia de lo previsto, tanto por el número como por el significado de algunas salidas. Es el caso de Carmen Calvo, hasta ahora la vicepresidenta primera, y de José Luis Ábalos, que deja Fomento y la secretaría de Organización del PSOE. La operación deja clara la intención de Sánchez de apartar a los ministros más polémicos y enfatizar las vertientes económica y política del Ejecutivo, toda vez que Nadia Calviño, ministra de Economía, pasa a ser la vicepresidenta primera.

Más que un cambio estético.

Al margen de confirmar la sintonía con la que será vicepresidenta segunda, la podemita Yolanda Díaz, los cambios del Gobierno incluyen el cambio en Exteriores, como un gesto de distensión con Marruecos. También la entrada de Félix Bolaños, un directo colaborador de Sánchez y encargado de la gestión de los asuntos políticos más delicados para el Palacio de la Moncloa. Además, siguen en el Gobierno pesos pesados, como Margarita Robles en Defensa, Fernando Grande-Marlaska en Interior o Reyes Maroto en Turismo, cuya continuidad habrá agradecido el sector en Baleares dada la excelente relación que mantienen. El socialismo catalán mantiene en Miquel Iceta su representación ministerial desde Cultura.

El aviso del fracaso electoral de Madrid.

Pedro Sánchez quiere inaugurar una nueva etapa en el Gobierno al paso del ecuador de la legislatura, encarar la postpandemia con un equipo renovado para transmitir una imagen de renovación y frescura en la gestión. El fracaso de Madrid fue un serio aviso electoral del que el presidente tomó muy buena nota a la vista de los cambios ministeriales.