Los últimos datos facilitados por el Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares (TSJIB) que revelan que han aumentado un 14,8% las denuncias por violencia de género en Balears en el segundo trimestre del año. Se trata, sin ninguna duda, de una pésima noticia en la lacra que suponen los malos tratos a las mujeres, sobre todo si tenemos en cuenta que el archipiélago está a la cabeza de las comunidades autónomas con más víctimas. Es una realidad que nos obliga a reflexionar sobre lo que está pasando en las Islas y a adoptar medidas para que las estadísticas no sigan esta dramática tendencia. La Policía Nacional, con su equipo especializado de la UFAM (Unidad de Atención a la Familia y Mujer), y la Guardia Civil con sus especialistas de Policía Judicial en violencia de género, realizan un trabajo titánico para combatir a los maltratadores. Pero no basta.

Vivir con miedo

De hecho, más de 3.000 mujeres de Balears reciben protección policial para evitar que sus parejas las ataquen o, en los casos más alarmante, intenten acabar con sus vidas. La mayoría son mujeres de entre 31 y 45 años que viven un auténtico infierno porque saben que en cuanto los agentes levanten la protección pueden ser víctimas, de nuevo, de sus verdugos. Con consecuencia fatales. Casi 600 denuncias por violencia de género se interponen al mes en las Islas, de media, lo que da una idea de la magnitud de esta problemática.

Compromiso social

Ante esta auténtica barbarie, solo cabe un firme compromiso social, que empiece en las familias y las escuelas, de respeto absoluto hacia las mujeres, y también un apoyo incondicional de las instituciones hacia este colectivo. Muchas de estas víctimas tienen que dejar sus trabajos, por las graves secuelas que han sufrido, por lo que necesitan ayuda urgente de la Administración. También la Justicia tiene que ser implacable con los maltratadores, muchos de los cuales son reincidentes.