Pedro Sánchez está consiguiendo perpetuarse a cualquier precio y, desde luego, su sombra maléfica es alargada. En Ibiza tenemos dos ejemplos de esas malas vibraciones que emite Sánchez y que, por lo que parece, son la nueva marca de su socialismo, que consiste en aferrarse a la poltrona a toda costa y tirar por la borda la moral que debería presidir la vida de todo político y de su acción.

Si a Aída Alcaraz la Fiscalía le pide un año de prisión, lo lógico sería que se fuera del cargo para higienizar a la casta y anticasta. Y si esta señorita no se va, debería ser Ferraz quien ordenara su cese, porque al abrirse juicio oral incumple con el código ético del partido del otro Pablo Iglesias; pero, claro, en Ferraz está Sánchez, que no sabe ni dónde está Ibiza y que está demasiado atareado viajando en el Falcon.

Cuando deje la presidencia vamos a tener que tirar el avión porque estará pasado y quemado de kilómetros. A lo anterior se añade que el PSOE está animando con cantos de sirena a la regidora Cristina Ribas, que fue votada por ser del PI Proposta per les Illes, para que se pase veladamente a su grupo a cambio, digo yo, de seguir currando en un futuro en la política, que es un trabajo muy cómodo como estamos viendo en Madrid con Errejón, que no quiere irse del sistema ni de coña y a quien el PSOE también le ha ofrecido acogerlo en sus filas.

La regidora se da de baja del PI y de momento no deja el puesto. Supongo que pretenderá seguir en el cargo de ahora para enlazar con el cargo que le ofrecerán en las próximas municipales. Las ideas son lo de menos. ¿Eternizarse en política? ¡Qué envidia!