La Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR) acaba de finalizar con cifras que superan las alcanzadas en años precedentes tanto en superficie expositora, empresas y entidades participantes, así como periodistas y medios de comunicación acreditados. El ferial es un ‘minimundo’ turístico que compite entre sí exhibiendo lo mejor de cada casa; la oferta es variada, pero los potenciales destinatarios son en su mayor parte los mismos. Las estrategias de comunicación y de venta diferenciada son cruciales para hacerse con una porción del pastel turístico, un sector estratégico en las islas y en España, que genera rentas por valor del 11,4% del Producto Interior Bruto (PIB).

En FITUR los hoteleros de Balears alertaron de un cambio de tendencia y cifraron en un 20 por ciento sus previsiones de caída de las reservas para 2019.No hay que olvidar que la hostelería arrastra tras de sí en las islas un sinfín de subsegmentos vinculados a la par que genera cientos de puestos de trabajo. La devaluación de la moneda turca, la bajada de ventas en los países nórdicos, la recuperación de mercados competidores del arco Mediterráneo, la incertidumbre del ‘brexit’ y la ecotasa son las principales causas que justifican ese cambio de rumbo del turismo, según explicaron los hoteleros. Los primeros son factores externos sobre los que es difícil o imposible actuar, en cambio, la existencia del Impuesto de Turismo Sostenible es un condicionante interno, una decisión política del Govern.

Algunos países del centro de Europa aplican la ecotasa desde hace años, pero no son directos competidores. Las pitiusas es una de las zonas con la tasa turística más alta de la Unión Europea. El año pasado se duplicó este impuesto que abonan los viajeros por alojarse en la oferta reglada y el Govern recaudó 120 millones, de los cuales Ibiza recibió 20 para proyectos. Es evidente que gracias a la ecotasa se llevan a cabo proyectos que de otra forma no tendrían financiación, aunque también es desconcertante que ese dinero se destine a otros fines que nada o poco tienen que ver con el turismo como vivienda social (24%), a todas luces necesaria, pero no con cargo a un impuesto medioambiental.

La ecotasa, tal y como está diseñada hoy día, desincentiva la inversión hotelera, convierte al sector en recaudador de impuestos, representa un agravio comparativo pues la oferta ilegal no lo paga, bloquea un sector estratégico y merma la competitividad de las islas ante otros destinos del Mediterráneo que operan sin este elevado gravamen y además con precios agresivos imposibles de igualar sin perdidas laborales. Urge un rediseño de este impuesto. Es arbitrario que la recaudación de la tasa descanse sólo sobre las espaldas de un único sector, el hotelero. El Aeropuerto puede ser un punto clave donde aplicar un gravamen más reducido a los turistas no residentes. AENA depende en buena parte de Fomento, y debe ser la Administración quien recaude para la Administración. En Venecia dan los últimos pasos para aplicar este año la ‘tasa de desembarco’ destinada a los cruceristas que desembarcan en la ciudad, aunque no pernocten en el destino. En Baleares se incrementarán notablemente las escalas en temporada alta este año. Éste puede ser un campo por explorar en las islas. Es evidente que, en relación a este impuesto turístico, el Govern muestra desde hace tiempo una preocupante ausencia de lógica, imaginación e ingenio.