En los últimos tiempos, con independencia del valor positivo de la tecnología, profesionales de diferentes ámbitos observan cómo el uso de la tecnología por parte de menores y adultos aumenta exponencialmente hacia prácticas cada vez más problemáticas. Al mismo tiempo, son muchas las familias que expresan sus temores sobre los comportamientos de sus hijos en el uso de las tecnologías.

La tecnología digital es un instrumento que inicialmente mejora la calidad de vida, facilita el acceso a la información, favorece el rendimiento productivo, potencia la comunicación, etc. Pero tal y como pasa con la comida, a pesar de que alimentarse es necesario y vital, no significa que todo lo que ingerimos sea alimento, ni toda la tecnología digital sea beneficiosa.

La tecnología basura es aquella que se caracteriza por proporcionarnos ocupación ociosa del tiempo, sedentarismo, desconexión del entorno, socialización desvirtuada, etc. Su consumo puede empeorar la calidad de vida. Además, se recomienda controlar la ingesta de esta tecnología, especialmente en menores de edad, dado que se describen alteraciones conductuales relacionadas con su uso y riesgo de dependencias.

Algunos indicadores que nos pueden ayudar a detectar la tecnología basura, serían:
La tecnología que interfiere mediante reclamos: a diferencia de la tecnología saludable, esta activa al usuario mediante notificaciones intentando que la persona entre en ella.

No aportan contenidos y soporte con finalidad productiva: no se usa con un objetivo o con una intencionalidad concreta. Fomentan la ocupación pasiva, ociosa y prolongada del tiempo, cuesta abandonar su consumo y habitualmente nos sorprende el tiempo que pasamos usándola.

Estimulan los circuitos de recompensa: a nivel neuroquímico, inicia el predominio del circuito de recompensa sobre las vías prefrontales a nivel dopaminérgico, debilitando el control voluntario sobre la tendencia automática a seguir usando la tecnología.

Fomentan la socialización desvirtuada y autoestima vacía: desarrollada por medio de algoritmos que buscan hacernos sentir conectados con los demás, que tenemos seguidores, la interacción del «like», la idealización del momento, etc.

Estimulación audiovisual y sonora: pensada para mantenernos concentrados en ella, activan el estado de Flow tecnológico, la desconexión con el entorno, etc.

Finalmente, este tipo de tecnología está catalogada como no recomendable para menores de 14 años.
En este grupo de tecnología estarían aquellas relacionadas con las redes sociales, la alteración de la imagen personal, plataformas de compras y consumo, personajes virtuales (youtubers, instagramers, chats temáticos, etc.), tecnologías relacionadas con la exposición pública, etc. Del mismo modo que los alimentos basura deben limitarse en cantidad de consumo, esta tecnología también.

ivancastroconsulta@gmail.com