El padre de la pequeña Nadia utilizó la enfermedad para un engaño tan provechoso como inmoral.

Fernando Blanco vivió a finales de los 90 en Ibiza donde trabajó como DJ.

La campaña que promovió para recoger fondos para el tratamiento de su hija recaudó más de 150.000 euros.

Ahora todo apunta a que el tratamiento no existe y la enfermedad no es mortal.