El Govern ha mostrado su voluntad para pactar con el Ayuntamiento de Sant Antoni el decreto de turismo de excesos. Además de cambiar el nombre, que realmente tiene connotaciones muy negativas, lo importante es realizar un cambio radical para que esta normativa sea efectiva. Y realmente puede ser muy efectivo que se hagan campañas en los países de origen de los turistas más conflictivos que visitan Ibiza. Cualquier decreto de estas características debe pasar por el consenso, a diferencia de lo que hizo Iago Negueruela, que solo quiso pactarlo con los municipios socialistas y marginó a Sant Antoni porque gobernaba el PP.

El paripé del director de la Oficina Anticorrupción para evitar el cierre

El socialista Cristóbal Milán, de momento director de la Oficina Anticorrupción, ha montado un akelarre con distintas entidades nacionales e internacionales que piden la continuidad de dicho organismo, que se ha dedicado durante ocho años solo a perseguir a dirigentes de la derecha. Evidentemente esta presión no tendrá ningún efecto porque ha quedado muy acreditado que la Oficina Anticorrupción cumple una función que ya realiza la Fiscalía y la Sindicatura de Comptes. A estas alturas convendría que Milán no hiciese demasiado ruido y que cerrase la oficina de manera digna. Ha durado lo que ha durado y ahora a otra cosa.