Niembro es un bonito pueblo del concejo de Llanes, en la provincia de Asturias, España. Allí, a los 91 años, un 7 de agosto, nos ha dejado quizá el filósofo más importante de habla hispana. Desde Asturias nos decía que, cuando se habla de España, se está filosofando. Y cuando se filosofa se filosofa contra alguien, contra algo, si no, no es filosofía. Gustavo Bueno ha filosofado duro, de verdad, exponiéndose, hasta el punto de ser amenazado de muerte y apalizado por la calle por cinco individuos, solo por hacer filosofía. La filosofía es para Gustavo un análisis, una crítica, una dialéctica, una trituración y un tratamiento de las ideas, ideas que tienen que hacerse valer en contraposición con otras y ponerse a prueba en cuanto a su resistencia, ideas que no bajan del cielo, sino que proceden de los conceptos tallados por las técnicas, por las ciencias y por las tecnologías. Bueno es el creador del sistema llamado Materialismo Filosófico, capaz de filosofar sobre las piedras delante de la Asociación de Fabricantes de Áridos del Principado de Asturias en la Facultad de Geología de Oviedo, las cuales, más que los huesos de la tierra, son los huesos del mundo, mundo que seguirá existiendo mientras existan las piedras. Mientras existan las piedras existirán las ideas, ideas filosóficas como derechas, izquierdas, cultura, felicidad, que Bueno se encarga de degradar a la categoría de mitos y no desde el idealismo o la metafísica sino desde la reconstrucción filosófica de materiales empíricos dados en el presente. Un presente que relega la filosofía a bono basura en educación, para lo cual Bueno, como no, tenía oposición. En El papel de la filosofía en el conjunto del saber Bueno ofrece fórmulas para atribuir a la filosofía un campo positivo para su conocimiento y delimitar el propio oficio del filósofo profesional, que se caracteriza por utilizar como herramienta el lenguaje, siempre referido a la realidad, como material las ideas y como trabajo la reflexión, convertida en especialidad académica; ni más ni menos que otros campos del saber, que, en su vertiente de paideia, colabore de manera insustituible en la edificación de la conciencia individual, en una labor de ajuste incesante de las ideas, capaz de conformar una filosofía propia de la persona, a través de una idea de persona que Gustavo Bueno entiende en El sentido de la vida, como trascendental frente a las ideas cósmica, holística, suprematista, espiritualista, evolucionista e individualista, idea trascendental de una persona que, en el "horizonte de la muerte" se acerca al "asunto suyo" del todo personal, privado, allí en Niembro, Asturias, España (como idea filosófica), se nos fue un maestro, un filósofo de los de filosofar.