A medida que prosigue esta chapuza, por lo menos jurídica, del procés nos vamos quedando con una serie de chuminadas que ni siquiera pasarán a la historia universal de la infamia porque son cutredades. Quien no recuerda el “hoy no toca”, de ese personaje que tanto ha hecho por Cataluña y por su bolsillo familiar, o sea Pujol. El major Trapero también nos dejó su áurea dicta: cuando un periodista holandés le dijo que si podía hablar en castellano para enterarse de lo que Trapero balbuceaba, el major dijo aquello de “bueno, pues molt bé, pues adiós”. Ahora, tras el discurso el otro día del rey, Puigdemont, para ganarse podemitas y cuperos todavía más, ha dicho respecto a ese discurso que “así, no”; vamos que no le ha gustado la oratoria de Felipe VI de España. Hay que joderse, que diría mi maestro Camilo José Cela. Prácticamente todos, menos los independentistas más Colau, Carmen y Biel Barceló, hemos visto los toros de Cataluña desde la barrera. Casi nadie en España ha abierto la boca a ver si se cansaban de su propio pandemónium. Ni siquiera han protestado suficientemente los catalanes no afectos. El rey ha salido in extremis, en el último momento, con traje civil, y su discurso fue memorable, incluso contenía un largo párrafo diciéndoles a los independentistas que hay una vía para independizarse y es la legal. Y encima, va Puigdemont y le “dice” a don Felipe que “así, no”. Pues “así, sí”: ¿querrá el del flequillo que el rey le dé la razón y el toisón de oro por todo el pollo pollazo que ha montado? Para mí, el rey dejó clara una cosa: estos desleales van a arruinar económicamente a los suyos y a los otros.