Seguimos escuchando mentiras por parte de la conselleria de Medi Ambient del Govern. El último disparate lo hemos escuchado en el pasado pleno del Parlament en el que Vicenç Vidal, después de pedir disculpas con ‘la boca pequeña’ por haberse equivocado con la matanza de las cabras de 2016, aprovecha ‘al despiste’ para arremeter de nuevo contra los vedraners, diciendo esta vez que «no em pareix un mètode digne del segle XXI despenyar a les cabres barranc avall».

Esto de que los vedraners despeñaban las cabras es una absoluta mentira, como la mayoría de otras muchas barbaridades que dice. ¿«Mètode digne»? Pero sí que le pareció digno liarse a tiros con las pobres cabras, ¿verdad?

Parece mentira que un conseller de Medio Ambiente diga que las cabras se despeñaban. ¿Acaso no sabe que las cabras son penyaleres y muy hábiles? Él es el que se despeñaría si fuera a es Vedrà, no las cabras.

En primer lugar, y después de explicarlo millones de veces, los vedraners siempre han empleado un método respetuoso hacia las cabras y sin armas, tome nota. Le recomiendo mirar el vídeo que lo documenta e informarse antes de hacer tan graves acusaciones. Los ibicencos no vamos a tolerar más faltas de respeto hacia gente que forma parte de la historia y costumbres de Ibiza. Escritos del archivo diocesano de las Pitiusas ya prueban la presencia de cabras en es Vedrà en el siglo XIII.

Entonces que el conseller nos explique cómo han podido convivir flora y fauna en armonía todo ese tiempo. Quizás es que la naturaleza es más sabia que él y que sus expertos biólogos.

Dos años después de la matanza de es Vedrà estoy viviendo de nuevo una pesadilla. La historia se repite, y me veo en la obligación de defender las tradiciones de mi tierra así que quiero romper mi silencio. Aproximadamente un mes antes de la matanza, alguien intentó envenenar a las cabras de es Vedrà. Hubieran muerto más cabras si no llega a ser por los vedraners que al percatarse de tal atrocidad, rápidamente vaciaron y limpiaron el bebedero cuya agua tenía un color rojizo y emanaba un olor a químico. Al lado había una cabra en el suelo muerta, con espuma en la boca. No puedo decir quién pudo hacer algo así y desde luego no voy a acusar a nadie. Pero sí me gustaría preguntarle al Govern si sabía algo de dicho intento de envenenamiento a las cabras de es Vedrà, ya que poco después se perpetró la matanza.

Ayer en la TEF se emitió el programa El Afilador, dirigido por Jesús Rumbo, que trató el tema de las cabras de es Vedrà, un programa en el que se ofrecieron muchos detalles. Miguel Vericad, exconseller de Medi Ambient del Consell d’Eivissa, y Jaume Estarellas, biólogo del Consell, ambos implicados en el asesinato de las cabras, se negaron a salir en el programa. Por lo visto, prefieren ahora mantenerse en el anonimato, pero esto nunca prescribirá, al menos en nuestra memoria.

Ayer mismo, la Conselleria de Medi Ambient volvía a sorprendernos con la noticia sobre la existencia de unas supuestas obras ilegales en es Vedrà. Ellos mismos saben desde hace muchos años que son dos pequeñas balsas de agua construídas en tiempos inmemoriales.

Su simplicidad y su absoluta integración en el paisaje las hace dignas de un estudio arquitectónico, ya que su sistema natural de recogida de aguas pluviales ha funcionado a la perfección durante siglos para que a los animales no les faltase agua incluso en años de sequía. En este momento, y gracias al ‘eficiente’ trabajo del Govern y consellers, estas «instalaciones ganaderas ilegales», según la Conselleria de Medi Ambient, se encuentran abandonadas y sin ningún tipo de mantenimiento desde Febrero del 2016.