Decía un genio de verdad, Salvador Dalí, que si Dalí dibujaba algo, lo que fuera, salía un Dalí; pero que si un tonto dibujaba algo, siempre salía una tontería. Esto viene a pelo para que San Ciriaco, mártir y patrón de Ibiza, nos proteja de la tontería de los nuevos gurús de la gastronomía que madre mía la cantidad de estulticias que son capaces de decir para espanto de los que todavía frecuentamos la lengua de Cervantes, Quevedo y Góngora. Adrià ha dado una conferencia en Madrid hablando de su método Sapiens, que es verdad que nos devuelve al mono porque esas elucubraciones de fogón y soplete no hay dios que se las trague. Va a hacer un centro mundial de experimentación gastronómica mental que está más cerca de la casi indescifrable filosofía de Spinoza o Hegel que de un sitio donde lo que tienen que hacer es ponerte dos huevos fritos estrellados y con panceta y dejarse de tocarnos tanto el cerebro con vacuidades. Dice el coach Adrià que su nuevo método está basado en el conocimiento linkado y en la decodificación taxonómica que eso te lo aplicas en la cabeza en forma de software y que te permite un working in progress. Añadiendo, a ese uso del español, frases del tipo como la que soltó hace unos días en Madrid frente a numeroso público absorto que levitaba, que si «cuando un mono pela un plátano, ¿cocina?». Pues yo qué quieren que les diga, igual fue ese el primer momento de la hominización (y no el de «2001: una odisea en el espacio»), ya se lo preguntaré a mi maestro y amigo, el antropólogo Camilo J. Cela Conde. Yo creo que si el mono se hubiera comido el plátano con cáscara pues hubiera probado la cocina de fusión: hasta la tontería está inventada.