En este primer domingo de Cuaresma comenzamos el camino hacia la Pascua. La meta de este camino es el misterio de Cristo. Para vivirlo debemos escuchar la palabra de Dios para alimentar nuestra fe. El Evangelio de este primer domingo de Cuaresma nos habla de las tentaciones de Jesús. Una escena llena de misterio, que en vano pretendemos entender. Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, se hizo semejante a nosotros en todo, excepto en el pecado, se sometió voluntariamente a las tentaciones del demonio. Jesús nos enseña que nadie debe considerarse seguro y exento de tentaciones. El Señor nos muestra la manera de vencerlas y nos exhorta a tener confianza en su misericordia, ya que Él también las experimentó. En las tentaciones de Jesús están resumidas todas las que nosotros podemos experimentar. En las tres tentaciones se hallan la materia de todos los pecados: el deleite de la carne, el afán de gloria y la ambición de poder. Pero tengamos confianza y supliquemos al Señor que nos libre de caer en la tentación. Con la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo el poder del demonio queda derrotado. Y con la gracia del Señor podremos superar todas las tentaciones. Como Jesús, en sus cuarenta días por el desierto, contamos con la fuerza del Espíritu Santo, y en la Eucaristía. Con su fuerza, podremos vencer las tentaciones en este desierto de la vida. La Santa Iglesia recomienda a todos sus hijos: la oración, la limosna, y el ayuno. Para nuestra vida cristiana, debemos tomar en serio una renovación espiritual y personal. Los elementos propios del cristiano son la Palabra de Dios, la Liturgia, la comunión fraterna y el servicio, especialmente a los que sufren pobreza económica y nuevas formas de pobreza. A todos los cristianos se les recomienda una participación más intensa y más fructuosa en la Liturgia cuaresmal y en las celebraciones penitenciales. Igualmente se pide con insistencia que los fieles se acerquen en este tiempo al sacramento de la Penitencia. Se debe fomentar la participación en los actos de piedad, particularmente en el Vía Crucis. Durante la Cuaresma no se puede adornar el altar con flores, tampoco se debe decir o cantar el Aleluya hasta la Vigilia Pascual. Se omite el Gloria en la misa. Hay dos días, el miércoles de ceniza y el Viernes Santo que son días de ayuno y abstinencia, los demás viernes de Cuaresma se debe guardar la abstinencia de carne. Los que pueden ayunar deben hacerlos de los 18 años hasta los 59 años ( una comida). La abstinencia de carne a partir de los 14 años. Hay personas que se privan de comer carne todos los viernes , pero la obligación es guardar los viernes de Cuaresma. Todos los viernes del año se puede practicar alguna obra de piedad o de caridad.
La imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas significa la fragilidad humana, intentando vivir el ambiente penitencial. Hay dos fórmulas en la imposición de ceniza: «Recuerda que eres polvo y al polvo has de volver». «Arrepentíos y creed en el Evangelio» ¡ Provechosa Cuaresma para todos!