Este 2020 se ha iniciado con los debates para la investidura de Pedro Sanchez como presidente de la nación, habiendo conseguido los votos necesarios en la segunda votación, para su nombramiento como tal. Los días de debate y de intensas negociaciones han acabado en un ajustado resultado de 167 votos a favor, por 165 en contra y con 18 abstenciones.

La inexistencia de un partido con mayoría absoluta y la actual fragmentación del congreso de diputados, con numerosos partidos políticos con representación en el mismo; han puesto en evidencia que la única salida posible era un amplísimo acuerdo, como el que ha tenido lugar.

Muchas han sido las criticas vertidas por los partidos de derechas, tanto al acuerdo de coalición de gobierno entre PSOE y Unidas-Podemos, como al consenso alcanzado con numerosos partidos para hacer realidad la investidura. Este posicionamiento radicalmente contrario a ambas cosas, resulta francamente contradictorio y para darse cuenta de ello, basta con analizar los argumentos esgrimidos por los partidos conservadores y el ultra conservador.

El Partido Popular, que ha llamado presidente ilegitimo a Sanchez, que le acusa de traidor y de actuar en contra de la Constitución, esta claro que sufre una amnesia parcial interesada, que no le permite más que recordar algunas cosas del pasado de nuestra reciente historia. Fácilmente se le ha olvidado que a esta Constitución que ahora dicen defender a capa y espada, ellos no la votaron a favor. Igualmente parece que no quieren recordar que con los mismos partidos, que ahora demonizan y que consideran apestados, ellos también negociaron en otros momentos.

Ciudadanos, contrariamente a lo que parecería lógico después del último varapalo electoral sufrido, mantiene esa tendencia hacia la extrema derecha con la que abiertamente pactan, mientras repudian contundentemente al Partido Socialista y al Presidente investido. Siguen sin asumir el nuevo papel que les han asignado los electores, que no es otro que el de actores secundarios, ya que han acabado con menos diputados que ERC y por tanto por detrás de otros cinco partidos que han obtenido más escaños.

Ambos partidos, PP y Cs, repudian al ya Presidente del Gobierno, por haber conseguido ser investido pactando con partidos independentistas; olvidando que en sus manos estaba que ello no hubiera sido necesario, ya que habría bastado que se hubiesen abstenido en la votación, haciendo después la oposición al gobierno que cabe esperar de ellos. No olvidemos que no existía ninguna otra combinación de suma de votos, que permitiera votar a otro candidato a la presidencia, que no fuera Pedro Sanchez.

Pero más deleznable resulta todavía, recuperar el terrorismo y la referencia a sus victimas, como recurso de oposición y critica por parte de determinados partidos, protagonizando con ello un penoso debate y demostrando una manifiesta incapacidad a la hora de rebatir limpiamente los argumentos de los que estaban a favor de votar sí a la investidura. Recuperar a ETA, cuando fue vencida por las fuerzas democráticas y ya no existe, dice muy poco a favor de los que utilizan este recurso.

La abierta competición existente entre los partidos de derechas, por ver quien tiene el discurso más extremista, adelantando por la derecha a Vox, solo favorece a este partido, ya que lo único que se consigue es dar mucha más relevancia de la que le corresponde a las ideas fascistoides del partido ultraconservador.

Es hora de mirar hacia adelante, ya que el regreso al oscuro pasado, en ningún caso puede aportar nada positivo a los ciudadanos de nuestro país.