Es mejor permanecer callado y ser considerado un tonto, que hablar y eliminar toda duda». El aforismo que tiene numerosos padres (Arthur Burns, Lincoln, Twain, Keynes...), se quedó corto con la irrupción de las redes sociales y de personajes como Sonia Vivas. La penúltima y enésima mamarrachada verbalizada por la edil en el Ayuntamiento de Palma la plasmó en un tuit que decía: «el mandato patriarcal sobre masculinidad como potencia se circunscribe al tamaño del falo. Se ve de manera clara en las películas pornográficas. Penes enormes, mejores cuanto más grandes. De esa construcción social, emanan muchas frustraciones masculinas». ¡Acabáramos! El calibre del pene es el detonante del terrorismo machista. Algunos ‘fenómenos’ de Podemos venían a cambiar la política y acabar con la corrupción. El resultado ha sido una bajada a los infiernos. La corrupción sigue y se han abierto las puertas de ayuntamientos y parlamentos a personal con una talla que no alcanza ni para vocales de una comunidad de vecinos. Y la mediocridad aflora en todos los partidos.

En puertas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la demagogia y los mensajes diabólicos se suceden y da igual el color del partido. A las constantes sandeces de Vivas se sumó el lunes la campaña del Ayuntamiento de Córdoba contra la violencia machista y que se plasmaba en un cartel con el lema: «De mayor no quiero ser como mi papá». Hay que ser muy tarado para dar el Okey a semejante mensaje. PP y Ciudadanos se subieron a la ola y horas después tuvieron que retirar la campaña de marras.

Estos días también nos vendría bien recordar a los niños víctimas de abusos y olvidados. Como me apuntaron tras un reciente viaje a Palma, menos reuniones de trabajo en el Hat Bar y más comisiones de investigación sobre los menores tutelados y violados. A ver qué piensan en el PSIB.