La superprotección surge cuando se pretende apartar a los hijos de la infinidad de «peligros potenciales» que pueden aparecer. | Pixabay

El concepto «invalidante» está habitualmente asociado a desordenes de personalidad, muchos estudios e investigaciones relacionan funcionamientos familiares conflictivos como una de las posibles causas de trastornos, definiendo estas situaciones como «entornos invalidantes».

Los entornos invalidantes familiares se forman principalmente por dos funcionamientos disruptivos que obstaculizan el desarrollo personal de los hijos, como son: la superprotección y la gestión incorrecta de sentimientos por parte de los progenitores.

El primer factor, la superprotección surge cuando se pretende apartar a los hijos de la infinidad de «peligros potenciales» que pueden aparecer. La familia percibe que cualquier actividad que realice el menor estará condicionada por una serie de riesgos, por lo cual se ha de actuar desde la prevención y Entornos invalidantes la contención. El objetivo principal es evitar dolor, sufrimiento, frustración, etc. para ello, los tutores estarán presentes intentando salvarles de todas las amenazas.

Desde hace unos años, a los padres superprotectores, se les denomina ‘padres helicópteros’ (Haim Ginnott 1969) asociando esta conducta de los progenitores con problemas comportamentales de los niños. La superprotección fortalece los entornos invalidantes condicionando a los menores a poder interactuar de manera autónoma, resolutoria, negociadora, etc. Afectando directamente sobre la base del aprendizaje empírico.

La escritora Eva Millet en una de sus publicaciones sobre hiperpaternidad narra como una estudiante universitaria americana al quedarse encerrada en un ascensor de la Universidad de Barcelona y llamó a su madre que se encontraba en Chicago, la cual telefoneó a la central de ascensores de Barcelona para solicitar el rescate de su hija. En ningún momento fue pulsado el botón de socorro del propio ascensor. ¡Tengo una madre que me resuelve los problemas!

El segundo factor, la gestión incorrecta de los sentimientos sería el resultado de no tratar con atención, respeto y comprensión las emociones de los hijos. Los sentimientos se tratan de manera desproporcionada, se ignoran o se sobrevaloran. El control emocional está relacionado con una vida satisfactoria y exitosa, el manejo de los sentimientos nos ayuda a enfrentarnos y superar nuevos retos.

Los funcionamientos familiares que dificultan la expresión emocional en los menores, provocan entornos invalidantes y en consecuencia una vulnerabilidad afectiva característica de los trastornos límites de personalidad. Se deben abandonar todos los estereotipos emocionales que se relacionan con el género. Por ejemplo la sensibilidad con lo femenino y la dureza con lo masculino (los hombres no lloran), dado que esto es una invalidación clara de la personalidad.

«De un funcionamiento parental con superprotección y desvalorización emocional nacen los entornos invalidantes familiares».

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