«Resulta curiós com de forma unilateral es poden emetre judicis de valor sense consultar ni contrastar informació. Igual abans de opinar s’hauria de tenir totes les versions. Sr. Perpinyà, vostè no m’ha preguntat per dir el que diu, sols és un detall que crec prou important». Así me increpó el jefe de la oposición de Santa Eulària, Vicent Torres ‘Benet’, en Twitter, por mi artículo de opinión del domingo pasado en estas mismas páginas, titulado «Que Agustinet pare este ridículo». Por un artículo de opinión.

Por lo visto, para publicar mi opinión sobre lo dicho en una rueda de prensa por el secretario de Política Social de FSE-PSOE, un periodista debe primero preguntar al que hizo las declaraciones. Por esta regla de tres, deberemos abstenernos de expresar cualquier opinión sobre lo que diga el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin antes hablar con él. Y lo mismo puede decirse de cualquier ministro, o incluso de Vladimir Putin. Ahora un opinador no puede formarse opinión en base a lo dicho por un político en rueda de prensa, si antes no llama al que hizo la rueda de prensa, aunque su supone que la ofreció para que la ciudadanía se formase una opinión sobre una cuestión allí expuesta.

Pero sucede que si la opinión que uno se forma no coincide con lo que ha dicho el personaje, entonces uno puede ser acusado por los conmilitones del susodicho, en tromba, de manipular. Vamos, que según los socialistas ibicencos, muchos de cuyos dirigentes retuitearon el inquietante mensaje de ‘Benet’, con una fotografía de mi artículo y una gran pregunta: «M’has preguntat per opinar així Sr. Perpinyà?», ven lógico y normal que un político en ejercicio, como es el caso del actual director de proyectos del Ajuntament d’Eivissa, increpe en público a un periodista por opinar libremente en un periódico. Lo nunca visto.

2 EXPLICABA EL PERIODISTA

polaco Ryszard Kapuściski que «entrevistando a personas distintas, tendremos relatos distintos de un mismo hecho». Todo protagonista político de una noticia quiere que los medios se ciñan a su versión, en especial cuando hablamos del periodismo declarativo, el gran mal del periodismo político que en la actualidad se practica. Se hace noticia de lo que dice un político, sin cuestionar nada, sin contrastar si lo que dice se ajusta a la realidad o si no lo hace. Ahora, los socialistas van más allá y si uno se atreve a opinar en base a lo que ellos dicen en rueda de prensa, son señalados públicamente. A esto hemos llegado.

‘Benet’ sabe que puede refutar mis opiniones y las de cualquiera que escriba en este periódico con el sencillo acto de escribir un artículo y enviarlo a la redacción. Pero no lo hace porque no quiere, del mismo modo que se niega a responder a lo que le han preguntado los periodistas de esta casa con insistencia. Se conoce que lo que él pretende es que se publique lo que él quiere y nada más. Y ahora, además, que opinemos según lo que él considera. Ya le aviso que no lo logrará.Yo esperaba que alguno de los valientes tuiteros socialistas, que piensan puerilmente que un tuit tiene más peso entre la ciudadanía que un artículo en un periódico impreso, refutaría mis críticas a su portavoz en el Consell d’Eivissa, Vicent Torres. Me equivocaba. Solo se tomaron la molestia en señalarme y tratar de desacreditarme, lo cual me satisface enormemente porque me ahorra profundizar el la ciénaga moral, política y democrática en que la FSE-PSOE se halla sumida. Son sus dirigentes quienes ponen la situación en evidencia. Y desde luego, queda claro que están muy nerviosos por lo que se va conociendo de su gestión en el Consell, mano a mano con Podemos.

Las informaciones que este periódico publica sobre las irregularidades en la contratación de la entidad Amadiba son gravísimas. Y tras el vídeo donde se ve claramente que primero hubo una voluntad política de contratar a Amadiba y luego se hizo sin respetar ningún procedimiento administrativo, aún más. Por mucho menos, la Fiscalía Anticorrupción ha llevado a docenas de políticos a juicio. Y desde luego, es lacerante que el actual gobierno del Consell d’Eivissa no presentase una querella criminal, al menos contra la exconsellera de Bienestar Social, Lydia Jurado (Podemos). Motivos legales hay de sobra.