Imagen de archivo del alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz.

Pepe Roselló ha fundado una asociación que aglutina a empresarios del West End de Sant Antoni. Dice que es para protegerse del ocio diurno, aunque por lo visto hasta el momento parece más bien que sea para atacar a la Asociación Ocio de Ibiza y también a la Asociación Balear de Ocio y Entretenimiento (Abone), que detesta con todas sus fuerzas. Entre los asociados de la neonata entidad destaca el restaurante de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC), que en temporada alta cierra a las 5:00 h. de la mañana, lo que sugiere que su propietario se ha confundido de asociación.

De los 16 socios fundadores a los que Roselló ha logrado embaucar, digo embarcar, en su batalla contra Ocio de Ibiza, tras la rueda de prensa de presentación perdió a uno de ellos que, espantado, se dio de baja tan pronto como terminó su diatriba. Y no será el último. Pepe Roselló arremete contra los hoteles beach club porque, en su opinión, perjudican el ocio nocturno, un lucrativo negocio del que ha vivido toda su vida. Resulta irónico que quien se considera a sí mismo el inventor de los ‘after hour’ en Ibiza, ofreciendo 22 horas seguidas de música, quiera aleccionar sobre los perjuicios que el ocio diurno ocasiona. Un empresario que, además, celebraba hasta altas horas de la madrugada los cierres y las aperturas de su discoteca en el aparcamiento aledaño, al aire libre, sin importarle la contaminación acústica ni las molestias a los vecinos.

Hace apenas un par de años, tras el cierre de Space en Playa d’en Bossa, Roselló intentó abrir un hotel musical con beach club en Sant Antoni pero no obtuvo la licencia del Ayuntamiento. Perseveró en su intentó en el municipio de Sant Josep, pero tampoco allí logró su objetivo. Por cierto, que la marca Space, por la que Roselló es internacionalmente conocido, no es suya y tuvo que ser la Justicia quien le obligase a devolvérsela a su legítimo propietario. Ahora resultará que en Ibiza el ocio nocturno debe defenderse del ocio diurno. Este enfrentamiento sólo puede tener lugar en Ibiza, donde cualquier cosa es posible, pero es imposible no ver en esta pelea un episodio más de la lucha de Pepe Roselló con su antiguo casero en la mítica discoteca Space, Abel Matutes.

Roselló pretende convertirse en el defensor del ocio nocturno y acusa a la Asociación Ocio de Ibiza de defender el ocio diurno, entidad a la que pertenecen las mejores discotecas y beach clubs de Ibiza. Si el ocio nocturno no fuera defendido como corresponde dentro de la Asociación, locales como Pacha, DC10, Amnesia o Hï (y pronto Privilege), no estarían dentro de Ocio de Ibiza.

Su nueva asociación es el resultado de una frustración, una pataleta de niño pequeño, impropia de un hombre de su edad. Lo peor de todo es que Roselló arrastra con él a otros empresarios que pecan de ingenuos y confiados, todos ellos del West End de Sant Antoni, a quienes ha convencido de que un enfrentamiento público entre empresarios puede traer algo bueno. En un sector con evidentes problemas de imagen, es un gravísimo error. Nadie en su sano juicio crea una asociación para atacar a su competencia. Pero allá él.

EL PSOE DE RUIZ EMULA A VOX

Que un partido como el PSOE, que gobierna en muchas y muy importantes instituciones, señale a un medio de comunicación como Periódico de Ibiza y Formentera, y a una redactora como Gisela Rivelles, es algo que avergüenza a cualquier demócrata que crea en la libertad de prensa. Lo hacen porque se atreven a informar de un incidente en la vía pública, protagonizado por el alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz. Lo tildan de «campaña indecente de acoso personal», cuando la información publicada es radicalmente escrupulosa con los hechos, contrastada por testigos y que, además, recoge íntegramente la versión del Ajuntament d’Eivissa.

¿Saben qué otro partido en España se comporta como el PSOE de Rafa Ruiz? Vox.

Solo la ultraderecha y el PSOE de Ibiza señalan en las redes sociales a periodistas, con nombres y apellidos, para amedrentarlos. Demuestran su nulo respeto por la Democracia y la Constitución. Pero no les servirá de nada.