Una joven con un teléfono móvil. | Pixabay

Hace unos días Médicos de Mundo organizó la presentación en Ibiza de la investigación realizada por la Red Jóvenes e Inclusión y la Universitat de les Illes Balears (UIB) sobre el consumo de pornografía en adolescentes. En este estudio se reflejan datos como que el 17.5% de los menores, con edades entre 8 o 9 años, ya han tenido su primer contacto con el porno. La consolidación del porno en la vida de los más jóvenes se produce a través de las nuevas tecnologías, siendo estas el elemento vehicular por el cual ellos y ellas acceden al «contenido de adultos» de manera fácil y directa.

Se produce un interesante encaje, la edad media de uso habitual e inicio del móvil en menores es a partir de los 8 años y el estudio, mencionado con anterioridad, establece que la primera experiencia con la pornografía, los menores la tienen a los 8 años. ¿Es solo una coincidencia? Otro dato significativo es que a los 14 años un 93% de jóvenes ya tienen contacto con el porno y en esta edad más de un 90% de menores ya tiene móvil.

Teniendo en cuenta que lo tienen accesible a golpe de clic en el teléfono, que les motiva el acceso a lo prohibido, que lo comparten, que les resulta gracioso y atrayente, etc. La consecuencia es que pueden tener una visión de la sexualidad totalmente desvirtuada, estereotipada, machista, peligrosa, etc., que para un adolescente se puede convertir en su cruda realidad. De hecho, algunas fuentes establecen que unos 30.000 jóvenes están en tratamiento como consecuencia del consumo de porno.

Es unánime por parte de los especialistas la demanda de implementar programas de educación afectivo sexual en los centros escolares. Según Lluis Ballester investigador social y profesor de la UIB «La educación sexual debería ser tan importante como las matemáticas». Pero quizás en este caso no será suficiente con educar o prevenir escolarmente, ya que se tendrían que tomar medidas restrictivas sobre el acceso a internet y menores como algunos países ya se están planteando.

Para que una acción preventiva tenga la máxima validez posible conviene realizarla con anterioridad al hecho. Si reconocemos que los móviles son un yacimiento de información y aprendizaje para los jóvenes, antes de regalarle uno deberías tener una conversación sobre sexualidad. Y se te parece demasiado pequeño para ello, quizás también lo es para tener un smartphone.

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