La sala de cultura Sa Nostra inaugura este jueves la exposición ‘Eivissa als anys setanta: pagesos i hippies’. Una muestra que reúne más de 200 fotografías en blanco y negro donadas por Josep Soler al Arxiu d’Imatje i So del Consell d’Eivissa y que fueron realizadas por el fotógrafo catalán en distintos viajes a la Ibiza de los primeros años 70.

Tal como explicaron en la presentación de la muestra Lina Sansano y Miquel Costa, directora del Museo Etnográfico de Ibiza y director insular de Cultura respectivamente, «Ibiza siempre ha sido un lugar muy fotogénico, tanto por su paisaje como por su cultura y por su gente».

En la misma línea de otros grandes fotógrafos que han recalado en Ibiza, como Català Roca, Josep Maria Subirach o Oriol Maspons, que dejaron un testimonio gráfico fundamental para entender la idiosincrasia de la Ibiza de su época, Josep Soler se quedó maravillado al conocer el entorno y la belleza de Ibiza.

Soler llegó a Ibiza a principios de los años 70 en un viaje organizado por la Agrupación Fotográfica de Catalunya. «Se encontró con unos paisajes, unos personajes y unas costumbres que lo dejaron impactado. Fotografió todo lo que pudo y prometió que volvería», explicó Costa en la presentación a la vez que agradecía la generosa donación del fotógrafo al Arxiu d’Imatje i So del Consell d’Eivissa de las 230 instantáneas que realizó en ese y en los sucesivos viajes que, cumpliendo su promesa, hizo a Ibiza.

Viaje en moto

De esta manera, en los siguientes viajes que Soler hizo a Ibiza y con la experiencia adquirida respecto al precario transporte público, el fotógrafo amateur catalán decidió viajar con su propia motocicleta para poder acceder de manera más ágil a los distintos rincones de la isla para poder inmortalizarlos con su cámara.

Uno de los aspectos que más le llamó la atención fue el fuerte contraste entre la cultura tradicional ibicenca y los hippies que empezaban a tener una sólida presencia, tanto en la ciudad como en otros pueblos de la isla. Así se puede comprobar en la colección de fotografías en las que se pueden reconocer calles de Vila repletas de ‘peluts’ vendiendo su artesanía en, por ejemplo, el patio de armas de Dalt Vila o en un entonces emergente mercadillo de Punta Arabí. Tampoco faltan fotos de personas desnudas en la playa de Es Figueral o hippies barbudos, con sus piercing y tatuajes que tanto escandalizaron a las miradas menos acostumbradas de la época .Estampas de hace más de medio siglo que, más por estética de los modelos que por el paisaje, bien podrían haberse realizado durante esta misma temporada. Sin embargo, la exposición también muestra estampas de personajes ya perdidos en el tiempo, se trata de las fotografías protagonizadas por payesas que ocupan también una buena parte de la muestra. Junto a fotografías de ibicencas anónimas vestidas tradicionalmente, también se pueden encontrar rostros conocidos como el del folclorista de Sant Miquel Toni Planes, «y otras caras reconocibles de la época. No solo de personas, también de zonas como la calle de la Virgen, el Mercat Vell que, pese a que hoy, igual que sucede con las personas, están muy cambiadas», tal como apuntó Sansano. Otro tercer tema en el que se fijó Soler, este con menos presencia, centrado en el patrimonio arquitectónico que Soler se encontró en sus viajes a Ibiza. Tres temas, cultura, tradición y hippies, que se presentan claramente diferenciados sin que, curiosa o significativamente, hippies y payesas no comparten encuadre en ninguna de las fotografías de la muestra.