Jordi Gómez este jueves en el Hotel Pacha. | Toni Planells

El fotógrafo Jordi Gómez inauguró este jueves su exposición ‘Cuban Flow’ en el Hotel Pacha. Una muestra que reúne el último trabajo que el fotógrafo catalán afincado en Ibiza ha realizado en Cuba durante el pasado mes de diciembre.

«Ha sido un viaje muy inspirador que me ha servido para reencontrarme conmigo mismo tras la pandemia. Un renacer», tal como explica el propio Gómez a la hora de argumentar su última colección: Cuban Flow.

Fiel a su particular estilo, Gómez inunda con el color y el dinamismo de su obra la planta baja del hotel Pachá en su primera exposición individual tras tres años.

Sus modelos, muchas de ellas componentes del Ballet Nacional de Cuba, «con las que me puso en contacto una agencia local con la que estuve trabajando» junto a personajes y paisajes icónicos de la isla caribeña se combinan con los retoques digitales característicos de la obra de Gómez en distintos formatos. El escenario, Cuba, tal como describe el propio Gómez, «es de película. Cuba es como un país anclado en el tiempo, parece que viajas al pasado, a los años cincuenta, con sus coches de época, con la arquitectura art-decó que ahora están en decadencia pero que son un escenario increíble para un fotógrafo. Cada paso por La Habana Vieja es una escena de una película». De esta manera, tal como se puede ver en la muestra hasta finales del mes de mayo, Gómez ha usado escenarios míticos e icónicos como La Guarida o el Ballet Nacional, siempre al estilo Jordi Gómez: «con mucho color y con mucha fantasía».

Como también suele ser habitual en la obra del prestigioso fotógrafo, sus trabajos pueden admirarse en impresionantes formatos colgados en los muros del hotel, pero también integrados en los elementos de sus instalaciones, utilizando como soporte las puertas de los baños, el ascensor o la salida de emergencia. «Tras tantos años de hacer exposiciones busqué la posibilidad de intervenir los espacios, más allá de la obra convencional, enmarcada y colgada. La posibilidad de intervenir los espacios arquitectónicos me dan la oportunidad de jugar con las sensaciones visuales de la gente», argumenta Gómez, que pone como ejemplo la pieza que muestra en la puerta del ascensor como soporte que, «crea un efecto visual de muy divertido al abrir y cerrar la puerta. Siempre me ha gustado jugar, crear espacios ‘instagrameables’ en los que lanzar mensajes, siempre positivos ante la vida y de rebelión». En este sentido, el artista pone el foco en «el renacer tras los años de pandemia. Hay que transmitir un mensaje positivo y de fuerza».

Una muestra espectacular en la que queda demostrado que, tal como dice Gómez, «la inspiración me pilló trabajando» y de la que asegura, se trata de «una de mis mejores exposiciones, surgida desde la madurez y la experiencia».