La práctica de Kapla desarrolla la motricidad fina, la creatividad, la perseverancia, la paciencia, la concentración, la representación en el espacio, las habilidades físicas y matemáticas.

Los alumnos de entre tres y 11 años del Liceo Francés de Ibiza están realizando esta semana un taller con 25.000 piezas de construcción Kapla. Este juego, hecho de tablas de pino de las Landas, consiste en ir colocando unas sobre otras para revelar construcciones imaginarias. Según destacaron desde este centro educativo, la práctica de Kapla desarrolla la motricidad fina, la creatividad, la perseverancia, la paciencia, la concentración, la representación en el espacio, las habilidades físicas y matemáticas, entre otras.

Además de ser una magnífica herramienta para que los alumnos tomen conciencia del poder que tienen en sus manos.    «Lo que pueden crear o destruir, las interacciones que nos permiten hacer con el mundo que nos rodea y las sensaciones que nos devuelven», explicó Josep María Bassa, de Kapla Cataluña, que están dirigiendo estos talleres.

Desde el centro escolar explicaron que «construir con estas tablas ha permitido a nuestros alumnos desplegar una gran cantidad de habilidades. Han apelado a la lógica ‘¿si pongo otra se caerán?’, pero también a la habilidad y coordinación, la concentración, la armonía, la perseverancia, entre otras».

Un taller que une construcciones y arte. «Porque esta actividad promueve el aprendizaje de la geometría, la física y la tecnología, al mismo tiempo que introduce al niño en el mundo del arte, el universo de las formas y los volúmenes», explicaron desde el Liceo Francés.

Estos talleres tienen una duración de una hora para cada clase, en el que la tranquilidad y la concentración estuvieron presentes. Los alumnos se comprometieron a realizar, solos o acompañados, creaciones originales, pero también existentes. El dominio del gesto, el autocontrol, la inteligencia y las manos fueron claves para lograr el equilibrio. «La conclusión es que este juego favorece la autoestima: porque los niños han vivido con orgullo el éxito de sus construcciones», concluyeron desde el Liceo Francés.