Un momento de la jornada de este viernes. | Irene Arango

Aroa, mamá de Paula, o Giorgina, mamá de Claudia, son algunas de las diez familias que ya disfrutan de unas merecidas vacaciones en Ibiza. Ambas forman parte de la sexta edición del programa El descanso del guerrero, una iniciativa de la ONG ibicenca Proyecto Juntos, que proporciona unos días de desconexión a familias con hijos hospitalizados de larga duración o con enfermedades graves.

Siguiendo con su programa de actividades, este viernes el restaurante Bam bu ku, ubicado en Sant Antoni, ha sido el escenario de un divertido día de surf para los 12 ‘guerreros’ que estos días cambian la cama del hospital por la toalla y la playa.

Es el caso de Paula, una niña hospitalizada en el Hospital Gregorio Marañón. «Tiene cuatro años y solo ha podido estar en casa un año apenas. Estos días de relax nos están ayudando mucho», explicó Aroa Arranz, su madre, a Periódico de Ibiza y Formentera. Para Aroa, hace cuatro años su vida dio un giro radical. De hecho, así lo cuenta ella en su cuenta de Instagram con el mismo nombre. «La cuenta tiene ese nombre porque literalmente nos cambió la vida. Desde ese momento, decidí dar visibilidad a la enfermedad de mi hija y contar todo este proceso». Un proceso que es «difícil, pero maravilloso» porque desde ese momento Aroa ve la vida de otra manera. «Aprendí a apreciar lo bonito de lo cotidiano: recoger a mi hija en el colegio o que mis dos hijos puedan cenar juntos», finalizó.

Al igual que Aroa, Noah Higón, madrina de El descanso del guerrero y activista, también aprendió a valorar la vida hasta llegar a convertirse en un ejemplo de superación. «Viví toda la adolescencia en un hospital. Vives en una incertidumbre constante pero aprendes a vivir con lo que conlleva el dolor y el no saber si tienes un futuro» señaló Higón. Noah tiene siete enfermedades raras «una para cada día de la semana», como ella misma bromea, pero no ha perdido la sonrisa. «Tengo muchos motivos para ser feliz. Mucha gente se piensa que no se puede, pero aprendes a sobrevivir», contó la madrina del proyecto. «Hace dos años volví a la vida, me quedé en coma, me quede sorda… Pero aprendes a relativizar. Aprendes que esta es tu vida y que no la puedes cambiar y ahí es cuando decides que tienes que hacer algo para mejorar la vida de los demás», finalizó la activista.