Marianne Sock y Oliver Janssen en la inauguración de la exposición. | Arguiñe Escandón

Oliver Janssen (1964) es un fotógrafo alemán nacido en Krefeld que comenzó a desarrollarse desde bien joven en el mundo de la fotografía. A los 13 años obtuvo su primera cámara SLR para empezar a experimentar con la iluminación y el contraste y a los 15 tuvo su primer laboratorio fotográfico en blanco y negro. Al crecer se forma en el campo de la ingeniería eléctrica y deja de lado la cámara para dedicarse al mundo de la comunicación. Pero es en el año 2005 cuando descubre la isla de Ibiza y recupera su amor por la fotografía. En un intento de ligar lo analógico con la digitalización Oliver empieza a experimentar con el proceso de imágenes digitales y comienza a centrarse en el desarrollo de imágenes por ordenador que simulan las antiguas técnicas de amplificación analógica.

Janssen confiesa a este peródico que su pasión se debe a «la creatividad, a veces la paz en la naturaleza y la inclinación por la perfección». Por ello ha definido que su inspiración radica en la naturaleza pero también la diversión: «Es como pescar, es la paz. Pero a veces también es divertido. Mis mejores fotografías fueron tomadas durante los descansos del rodaje, cuando ya no se trataba de la tarea real».

El particular estilo de Janssen está basado en «la técnica del nodo», que consiste en crear una imagen con varias series de imágenes. Refiriéndose a la postal Oliver explica: «Esta imagen fue creada en tres series de imágenes, cada una con imágenes de 5 x 10. En otras palabras, cinco imágenes de retrato una encima de la otra y diez imágenes una al lado de la otra, similar a la fotografía panorámica». Las ventajas de esta tecnología son las buscadas por cualquier fotógrafo: una impresión que casi no pierde su calidad cuando se amplía incluso en «formatos pared», o sea que todos los detalles pueden verse claramente a medida que aumenta el tamaño. Para realizar esta técnica se deben tener muy en cuenta factores como la ubicación, el clima y la hora exacta para conocer la trayectoria del sol.

Por su parte, Marianne Sock nace en Alta Silesia (Polonia) pero en su adolescencia se muda con sus padres a Baviera, Alemania. Fascinada por la fotografía desde pequeña se forma en el ámbito durante tres años. Y logra consolidar su carrera trabajando y acumulando grandes éxitos durante muchos años en el mundo de los calendarios y editoriales de libros. Su fascinación son los gatos, y así se afianzó como la primera persona en escribir un libro de cocina para ellos, además de publicar otros libros propios y basar sus retratos en los pequeños peludos.

Siempre ha tenido claro que su pasión es la fotografía y asegura que, aunque haya realizado otras profesiones, la cámara siempre ha ido con ella. Su inspiración es la naturaleza y su pasión la fotografía macro, ya que le permite «evocar una obra de arte a partir de una pequeña flor». Pues le engatusan los objetos que el ojo humano no puede distinguir y que «sólo se descubre en la pantalla del ordenador». Esto incluye a orquídeas; personas que trata de retratar «de una manera auténtica»; o incluso maniquíes de una forma muy creativa.

La búsqueda de Marianne Sock se enmarca en la fotografía digital, que «no es necesario revelar la película» para entender la imagen, sino que se ve inmediatamente. Además la fotografía digital posee utilidades tan fascinantes y emocionantes para Marianne como «usar el ordenador para disparar la cámara que está en otra habitación».