El baile, la tradición y la felicidad protagonizaron el inicio del Carnaval de Ibiza. | Moisés Copa

El Carnaval de Ibiza quedó inaugurado oficialmente con las actividades del ‘dijous llarder’ que congregaron a cientos de vecinos de la isla. Como es tradicional los protagonistas fueron los más pequeños que desfilaron con sus trajes de mariol•los en la carpa, así como la gran tortilla que se preparó y repartió en Vara de Rey.

En el paseo se respiraba un ambiente festivo, cargado de colores, sonidos y sabores de carnaval. En una punta del paseo se preparaba el manjar, y en la otra la carpa mantenía obnubilados a los niños y padres. De camino casi una decena de puestos de feria cargaban el ambiente con algodones de azúcar, crepes, juegos para ganar peluches e incluso un puesto con maquillaje de fantasía.

Concurso de disfraces

El Payaso Cachirulo fue el encargado de amenizar el concurso de mariol·los. Como de costumbre puso a bailar, cantar y jugar a niños y adultos. Las carcajadas se multiplicaban con sus chistes con la interacción que mantenía con el público hizo de la carpa un clima festivo pero a la vez familiar y completamente genuino.

Casi una treintena de niños, los más atrevidos, subieron al escenario vestido con los mejores atuendos de mariol·los, siguiendo la tradición más ibicenca del Carnaval juntaron todo tipo de prendas: calcetines desparejados, tutús, gafas de sol, faldas hechas con mantas, bañadores, batas, purpurina y un sin fin de singularidades mezcladas.

Cachirulo invitó al escenario a los representantes del Ayuntamiento, quienes jugaron al «socusocubachivira». Rafa Triguero, alcalde de Ibiza y Francisco Torres, se quedaron en el escenario para entregar los galardones a los tres niños galardonados elegidos por el jurado, que no tuvo una tarea nada fácil. El primer premio (200 €) fue para Martina, que con tan solo cinco años conquistó a todo el público con su desparpajo y su carisma, además de sus llamativas prendas que incluían hasta tres tutús. El segundo premio (150 €) se lo llevó Erick García, impresionando al jurado con un look bien cargado que incluía una fregona en la cabeza, unas vistosas gafas amarillas y una bata llena de pinzas, guantes de limpieza y hasta un trapo de cocina. La tercera ganadora fue Olivia (100€), con una caracterización de Cruella de Vil, en la que destacó una larga capa que llegaba al piso hecha con diferentes prendas de ropa.

Martina (5) levantó gritos y vitoreos y explicó al Periódico de Ibiza cómo montó su traje de mariol: «Me ayudó mamá, llevo gafas de luces, dos faldas, una camiseta de pijama, unas bambas y un calcetín de cada color, y me he puesto esta falda de bailarina que es de mi mamá». Su madre afirma que «le hacía mucha ilusión enmariolarse», pues confiesa que nunca lo habían probado y «le ha gustado casi más que disfrazarse», fue poniéndose todos los «trastos» que tenían por casa.

La gran tortilla

Para la gran tortilla se utilizaron unos 200 kg de patata, unos 30 kg de cebolla, el aceite necesario y en lugar de huevos tradicionales se usó huevina «pa no tener ningún problema». Fueron las ya conocidas manos de Fernando Vivancos las que le dieron forma, como lleva haciendo hace más de 15 años: «la vamos a servir en bocadillos y tenemos pensado que salgan 600 pero seguro que van a salir más». Su truco para que este plato quede delicioso es «haber hecho alguna, no tiene otra cosa que la práctica».

No había terminado la cocción y ya había cola de personas que esperaban su bocadillo como cada año. «Está quemada» o «tiene nutella» exclamaban los niños, a quienes sus madres explicaban que «es un papel que le ponen por encima para que no se queme».

Una vez que terminó el concurso de disfraces la cola se multiplicó, pero las madres aseguraban que «en cinco minutos» ya la tenían en mano, y es que tanto los cocineros como el alcalde de Ibiza, Rafa Triguero y el regidor de fiestas, Francisco Torres, se pusieron manos a la obra para que todos tuvieran su ración. Para Marc (9) estaba «riquísima», y para su madre Eva «un poco caliente, pero en su punto».

Fue toda una tarde de celebración, juegos y reencuentros vecinales que por fin abrieron la puerta al Carnaval de Ibiza .