Mohamed pesando las patatas rojas ibicencas en ‘Fruita i Camp’ en el Mercat Nou. | Moisés Copa

La patata roja ibicenca es un producto altamente codiciado a nivel gastronómico e incluso cultural para el patrimonio de Ibiza. Son nuestros mayores quienes siguen cuidando las semillas que cultivan año tras año, para que tras la cosecha los mercados se llenen de ellas y los ciudadanos puedan seguir degustando este tubérculo que es tan sabroso como versátil en el plano culinario.

Juan Torres explica que la temporada de la ‘patata roja ibicenca’ nunca acaba: «Se cosecha prácticamente todo el año, si que es verdad que más en verano que en invierno por el clima. Sí hay gente en invierno que se dedica a esto pero hay menos producción, por eso igual es más difícil encontrarla buena». Él regenta el puesto ‘Frutas y verduras Catalina’ y asegura que tiene «todo el año prácticamente» porque por supuesto la compra «a los payeses». El kilo «está a 2€ más o menos y 1,80 € o 1,60 € en verano», pues baja un poquito en esas fechas porque hay más producción.

Sin duda es un producto versátil que «se gasta todo el año», más en navidades que en verano, lo que pasa que hay tantos restaurantes en verano que también se vende mucho. Rosa, esperaba la cola para coger su kilo de patatas pues la usa constantemente: «Para todo la uso, para sofritos, para guisos, para todo. Soy muy cocinitas, uso la roja ibicenca casi siempre, si compro blanca es sobre todo para acompañar con verduras y algo así, pero con la roja hago estofado, sepia con patatas o patatas viudas, que no llevan nada más que ajos, pimentón, laurel y ya está».

Ella vive aquí hace mucho tiempo, pero platos ibicencos no cocina y por una razón clara: «No me atrevo a competir con las ibicencas». Araceli interviene para mencionar el sofrit payés a lo que rosa responde muy segura «si pero mira yo el sofrit payés no lo se hacer, porque como no me gusta no lo hago». Entonces Araceli comparte su receta: «Primero haces un caldo y la carne del cocido se rehoga, se le hecha una buena picada, su pimentón, su sobrasada, su butifarró, que es típico de aquí y está buenísimo, su azafrán que es imprescindible, y patatón también, y está muy bueno, muy bueno». Con ella nos encontramos la otra vertiente: «y yo no soy ibicenca pero me gusta mucho».

Juan Torres explica cómo saber si este preciado producto de piel roja y carne amarilla es de calidad o no y su por qué: «El origen es lo principal, hay patata muy buena en muchos sitios, pero la que se cultiva aquí por el clima, por la tierra, por el sol, por el agua, que es salinizada es de mejor calidad que otros sitios, y lo hace el clima. El sabor de la patata de aquí es muy característico, también la textura, el calibre, la forma y el color». Mohamed también tiene cajas de patata roja, la que más se llevan de su puesto Fruita i Camp es la kondor, «una variedad muy buena que se vende toda, no le da tiempo a ponerse mala».

Desde 2016 se trabaja para su recuperación y se ensalza su sabor , pues sin duda es un ingrediente fundamental de la gastronomía de la isla. Este producto cuenta además con el sello Sabors d’Eivissa, un distintivo del Consell d´Eivissa para promocionar los productos autóctonos.