Vicent Serra y miembros del PP observan la evolución de la jornada electoral en un plasma.

Las de ayer fueron unas elecciones especialmente impredecibles. Ni siquiera los más duchos en esto de las apuestas deportivas atinaban con los resultados de unos comicios que han dibujado un nuevo escenario en el tablero político autonómico y municipal. Con esos sentimientos encontrados afrontaron las principales formaciones políticas de una tensa noche electoral, que para algunos se prolongó hasta pasada las dos de la madrugada, cuando se conocieron los resultados al Consell d’Eivissa.

Los candidatos vivieron ayer una montaña rusa de emociones en los cuarteles generales de sus respectivas formaciones. Los primeros resultados confirmaron que la alegría va por barrios y que la autocrítica es una palabra subrepticia en el diccionario de muchos de nuestros políticos. La lectura fue positiva en la mayoría de casos pero en pocos escenarios había motivos suficientes como para descorchar botellas de champán (pero sí, se descorcharon unas cuantas). Los socialistas ‘Agustinet’ y Rafa Ruiz, y los populares Vicent Marí y Antoni Marí ‘Carraca’ fueron aclamados al grito de ‘¡alcalde, alcalde!’. Y poco más. El ambiente en Els Jardins de Fruitera de Santa Gertrudis (donde se reunió la cúpula del PP de Eivissa) y el Hotel Victoria de Talamanca (base del PSOE) era más bien flemático. Por un lado, los populares masticaban el talegazo electoral aun sabiéndose ganadores en la mayoría de instituciones. Por otro, los socialistas se frotaban las manos ante pactos venideros que les devuelvan al poder.

La irrupción de Guanyem, Reinicia Sant Antoni y Podemos en todas las instituciones nivela la balanza izquierda-derecha y de éso fueron plenamente conscientes los candidatos de unas y otras formaciones. Así, Rafa Ruiz tiene prácticamente asegurada su posición al frente del Ayuntamiento de Vila pactando con Guanyem, partido afín a antiguos ‘colegas’ de consistorio como Vicent Ferrer [ex de Eivissa pel Canvi], de quien recibió una llamada para felicitarlo cuando concluyó el escrutinio.

En Santa Gertrudis, los barones (y baronesas) del Partido Popular se mostraron muy comedidos durante una velada sin excesos, donde los ordenadores y portátiles fueron el principal centro de atención. Con Rafa Triguero al frente de la mesa de operaciones, el corrillo de candidatos era un manojo de nervios. La ‘fiesta’ no empezó hasta la llegada de Vicent Marí, uno de los valores más seguros de la formación en la isla.

Donde sí hubo motivos para el guateque fue en el hotel Argos, blindado para la primera velada electoral de Podemos y Guanyem.

Anque no han ganado el partido [como anhela Pablo Iglesias], la coalición se sabe protagonista del histórico cambio que ha infundido en el tablero político del país.

Ahora se avecinan días de largas conversaciones, de pactos y negociaciones para tratar de conducir unas instituciones que en muchos casos podrían reusltar ingobernables. Eso sí, anoche todos ganaron.