Joan Escandell es el propietario del establecimiento. | M.V.

El pasado 6 de agosto, el kiosco ‘Amore i Odio’, ubicado en la playa de es Caló, recibió un escrito por parte de la Conselleria de Medi Ambient del Consell Insular de Formentera en el que se detallaban una serie de infracciones.

Entre ellas, figuraban la organización de fiestas con música en un volumen superior a lo permitido y con concentraciones masivas de personas, la ocupación de zonas de dominio público con más mesas, sillas y hamacas de las permitidas en el pliego de condiciones y el vertido de aguas residuales y líquidos en la arena y en el mar, así como suciedad en la zona de playa en la que el establecimiento dispone de 50 hamacas y 25 sombrillas.

Todo esto con el aviso de precinto del equipo de música y la posible retirada de la concesión. Dicha denuncia abría un plazo de alegaciones de diez días, las que fueron presentadas esta semana por el titular del establecimiento, Joan Escandell.

Según relató al PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA , «fuimos los primeros sorprendidos ante estas denuncias porque no hemos realizado fiestas ilegales, solo ponemos música para ambientar, algo que contempla el pliego técnico de la concesión, y sobre esto cabe decir que todos somos conscientes que el turismo de julio y agosto es básicamente joven y va a las playas y a los establecimientos que ellos mismos ponen de moda, nosotros ni repartimos flyers ni pegamos carteles, esto es solo que se corre la voz y se dan cita aquí, como podría ser en otro lugar». De lo que si es consciente Escandell es que el kiosco está muy cerca de la PM820, carretera central de la isla y que cuando se reúne mucha gente a horas puntuales del día ese pequeño tramo se vuelve complicado a la hora de transitar, a pesar de contar con un parking disuasorio. En este sentido manifestó que, «sabemos lo que pasa pero no podemos impedir que la gente quiera entrar a la playa que es un sitio público, pero jamás hemos promovido ningún tipo de fiesta en este local y además siempre hemos cerrado a la hora establecida que es al atardecer y en media hora tenemos todo recogido como establece la normativa» y añadió que «en cuanto al control del tránsito en la carretera eso corresponde a las autoridades competentes».

Escandell recordó además que en una playa como la que se encuentra el kiosco de solo 1 kilómetro, «es muy fácil, con la cantidad de turistas que hay, que esta se llene en determinados momentos del día y que se interprete como una aglomeración, sobre todo los días que sopla viento de Migjorn, lo que hace que los turistas se decanten por este lado de la isla». Asimismo remarcó que, «nuestra intención jamás ha sido la de violar ninguna normativa, no hemos recibido ninguna queja por parte de las casas vecinas y lo único que queremos es llevar el negocio de la mejor manera posible, que los clientes se encuentren a gusto y mantener la zona de playa en perfectas condiciones».

Con respecto a otros puntos de la denuncia recibida, sobre todo el relativo a vertidos de aguas residuales en la arena y en el mar, Escandell destacó que «el kiosco cuenta con depósito de aguas residuales con sistema de filtros que derivan del lavado de enseres, es decir, agua y jabón y cuando estos están llenos sueltan un volumen de líquido limpio, no contaminante, que va a la arena que rodea un lateral del kiosco y la humedece en un perímetro que no supera los tres metros pero nunca va al mar que se encuentra a más de setenta metros».