Dos personas observan la ristra de boyas instaladas en es Caló de Sant Agustí. | David Setbetes

Ponerse ante la mar y observar el inmenso azul ya no es tan fácil a es Caló de Sant Agustí. Allí, la instalación de la nueva señalización de boyas que se ha hecho este verano ha creado cierta controversia. No son pocos los vecinos como Miguel que se quejan del impacto visual que suponen las boyas. «Esto no nos hacía falta, es Caló es una zona rocosa virgen. Claro que hay bañistas, pero no se alejan tanto de la costa. Además, los que manejan barcos no se acercan tanto a la costa como para que nos hayan impuesto el impacto visual que tenemos delante de nuestros ojos», asegura Miguel, que además asevera que la instalación de las boyas puede dificultar la navegación los días que sople tramuntana. «Me han comentado los pescadores que les va muy mal, porque ahí hay varias rocas que se han de esquivar, y si el viento sopla ladeado, van a parar a las boyas», apunta.

Para Juan Antonio, «se han cargado en encanto del puerto de es Caló. Todo el mundo ha de saber que esa es una zona de entrada y salida de barcas y aunque sabemos que ahí no se puede nadar, se ha hecho toda la vida y cada una lo ha de hacer bajo su responsabilidad. Para mí, las boyas sobran», sentencia Juan Antonio.

También hay quien, como Bartolo, no ve con tan malos ojos la existencia del tendido de boyas, ya que «se tenía que hacer alguna regulación en este sentido. Piensa que en verano, durante dos meses, esto es un caos; las barcas entran casi a tierra, los bañistas no saben por dónde pueden nadar y por donde no y creo que está bien que se hayan demarcado las zonas de baño y de embarcaciones». En cuanto a la estética, Bartolo acuerda que «tal vez no habrían hecho falta tantas boyas. Se podrían haber quitado casi la mitad para que no hubiera tanto impacto visual».

Finalmente, en este debate entre impacto visual o seguridad, los turistas eligen seguridad. Es el caso de Annabel, recién llegada de Lleida y que encuentra lógico que se hayan puesto las boyas: «Es por seguridad de los bañistas, lo encuentro perfectísimo, me da igual que quede más o menos feo». Del mismo parecer es su amigo Fulgenci, para quien «estéticamente no me molesta, yo creo que es prioritaria la seguridad de los bañista que no la estética».

De momento, las boyas se quedarán donde están durante toda la temporada veraniega. A partir del otoño, tiempo habrá para reflexionar cómo ha de ser la instalación de la próxima temporada.