Imagen del solar en el Pilar de la Mola donde está proyectado el parque de placas solares.

Una empresa de Zaragoza, Enerland Generación Solar S.L., pretende impulsar la construcción y operación de un nuevo parque solar fotovoltaico en el Pilar de la Mola, en Formentera. Actualmente, el proyecto de la promotora se encuentra en fase de exposición pública y alegaciones tras remitirse los informes pertinentes a la conselleria de Transició Energètica del Govern balear y, posteriormente, ser publicado en el BOIB.
Según indica el proyecto, el parque fotovoltaico contaría con 4.840 paneles fijos con una potencia instalada de módulos fotovoltaicos de 1,936 megavatios. Además, la instalación ocuparía alrededor de dos hectáreas, lo equivalente a dos grandes campos de fútbol, dentro de una superficie de poco más de siete hectáreas.

Esta estructura permitiría generar anualmente, tal y como fijan las estimaciones de la propia compañía, hasta 3.125,5 megavatios, siendo junio y julio los meses de mayor producción con 336,3 y 352,6 megavatios, respectivamente.
El proyecto ‘Posidonia’, como se hace llamar la planta fotovoltaica, tiene un importe cuantificado por la propia empresa de 1,03 millones de euros, teniendo en cuenta su construcción, los equipos, la instalación de elementos de seguridad, así como los ensayos y pruebas, entre otros aspectos. Además, ya ha recibido una ayuda de 277.805 euros por parte del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
La compañía también ha aportado un informe favorable sobre el impacto ambiental del proyecto. Ambos documentos han sido trasladados también al Consell de Formentera que, como parte interesada, debe elaborar un informe que dé el visto bueno a su ejecución.
Actualmente, según fuentes del organismo insular, los técnicos de las áreas competentes están analizando el proyecto, aunque todavía se desconoce su decisión. Sin embargo, el conseller de Urbanisme, Rafael González, aseguró el pasado 8 de diciembre ante los micrófonos de Ràdio Illa que el PTI de Formentera no contempla la instalación de parques fotovoltaicos en zona rural. Esto implicaría la oposición del Consell a la construcción de este proyecto.

«El promotor ha conseguido una subvención del Gobierno del Estado y tiene todo el beneplácito del gobierno autonómico, pero desde Formentera aplicaremos el PTI para evitarlo», aseguró en la emisora radiofónica. González añadió, en la misma entrevista, que «hay zonas más adecuadas para instalar estas placas» como «las azoteas de las viviendas, para autoconsumo y las azoteas de las naves industriales, antes de consumir territorio que a día de hoy es virgen».
Ésta será la segunda planta de energía solar en Formentera, tras la construida en 2008 en Cala Saona por la ingeniería asturiana TSK. Este parque genera anualmente alrededor de 1,9 megavatios por hora y supuso una inversión de más de siete millones de euros.
Repercusión
Si bien los dos partidos en el gobierno del Consell de Formentera, GxF y PSOE, han preferido no pronunciarse al respecto hasta que el organismo insular haga lo propio próximamente, Sa Unió, la coalición de PP y Compromís amb Formentera en la oposición, sí ha valorado públicamente el asunto. Su portavoz, Llorenç Córdoba, se preguntó «cuál es el modelo energético que pretende tener el Consell de Formentera». Según declaró, «por una parte, hace dos semanas aprobaron una proposición para reducir los gases de efecto invernadero, que está muy bien, y por otra, el conseller de Urbanisme dice no estar de acuerdo con que se haga un parque solar en Formentera». Córdoba calificó de «incoherente» esta posición y pidió «razones efectivas para que esto sea así». Ya que el PTI no permite este tipo de instalaciones, para el portavoz de Sa Unió «igual lo que se debe hacer es cambiarlo».

A pie de calle, varias vecinas de Formentera que atendieron ayer a Periódico de Ibiza y Formentera coincidieron en mostrar su apoyo a este tipo de proyectos, que calificaron de «bastante interesante» o de «una buena idea», pero también recalcaron que en una isla como esta es complicado equilibrar la balanza entre los beneficios que pueda suponer a nivel medioambiental y el impacto que pueda tener en el entorno.