Alejandra Ferrer pide adaptar la constitución a lo «tiempos que corren»

En un discurso telemático, Ferrer recordó que la mayoría de las constituciones «nacen en periodos históricos de crisis» y señaló que la actual Carta Magna se creó como «una herramienta de cohesión» para posibilitar la «igualdad» de las personas y territorios.
En esta línea, la presidenta de Formentera remarcó que si en momentos «tan delicados» hubo la voluntad y capacidad política para llegar a acuerdos, «decepciona profundamente» que ante la actual crisis no se afronten los «debates urgentes y necesarios».

Ferrer indicó que en el debate sobre la «vigencia y novedades» que tiene que contemplar el texto constitucional, existen temas que afectan «profundamente» a Formentera.
En este sentido, reivindicó nuevamente que la isla pueda tener un senador propio, escogido por los ciudadanos de la pitiusa menor.

Para la presidenta del Consell de Formentera el estado de las autonomías y el reconocimiento de la variedad territorial son elementos «consustanciales a nuestro modelo democrático», pero considera que no se ha conseguido «desarrollarlo con normalidad y fluidez y es fuente inacabable de conflicto y descontento.
Entre otras cuestiones, Ferrer se refirió también a la gestión de la pandemia, que «ha hecho patente la debilidad» para articular políticas «fluidas y exitosas» en todos los niveles de gobierno del Estado.
Al respecto, cuestionó que, a pesar de las medidas y los bajos grados de incidencia en la primera ola, los ciudadanos de Formentera no pudieran desplazarse a sus huertos o pasear por los espacios naturales.

Indicó que «la igualdad no puede equivaler a honogeneidad» y que la política no puede entenderse como un arma homogeneizadora, «sino como correctora de desigualdades mediante las decisiones políticas.
Ferrer valoró que la pandemia ha puesto en valor dos aspectos clave: «la interdependencia y la importancia del sector público»-
«El servicio público y universal de salud y la gestión coordinada por parte de los organismos del Estado [...] ha supuesto una prueba de fuego de la potencia y fragilidad de nuestro sistema político», consideró la presidenta de Formentera.