Mariano Ferrer, de Can Andreuet en su tienda. | Toni Planells | Toni Planells

Mariano Ferrer (Ibiza, 1940) es el fundador de la tienda de Can Andreuet, en la carretera de Santa Eulària a San Carlos. A sus casi 80 años recuerda perfectamente el día de la apertura de la tienda en la casa que fundó su abuelo a principios del siglo XX.

¿Desde cuándo está usted aquí, en Can Andreuet?
— Desde el día 1 de julio de 1965; lo puedes comprobar tú mismo. Tienes el permiso de apertura allí mismo colgado.

En plena época de los hippies en Ibiza.
— Sí, talmente. Pero en realidad estaban más en la parte de Sant Carles y no puedo decir que afectara mucho en nuestro día a día.

Mariano Ferrer manda un saludo desde su tienda Can Andreuet. Vídeo: Toni P.

¿Vivía aquí antes?
— Sí, esto antes era parte de la casa. De aquí para allá (señala desde el mostrador hasta el final del espacio de la tienda) era la cocina. Esto de aquí (señala el espacio del mostrador) era un horno, por eso tiene esta forma, que lo tiramos abajo e hicimos unos metros más de tienda. Esta casa familiar la fundó mi abuelo en 1904 o 1905 y a mi padre le llevaron aquí de pequeñito. La finca de la familia es de unos 45.000 metros, y cuando estaban mis padres nos dedicábamos a sembrar la finca.

¿Fue usted quién abrió la tienda?
— Sí, yo mismo. Ahora yo ya estoy jubilado, obviamente, y se ocupa mi hijo. La verdad es que por aquel entonces no me pensaba que llegara hasta tan lejos.

¿Supongo que cuando abrió la tienda no habría muchas por la zona?
— Al contrario: había más que ahora. Más abajo estaba la Legión, más arriba estaba Can Lluc y Can Curreu, que ahora está otra vez abierto. También estaba Can Vinyes, que cerró. En San Carlos estaba Can Pere d’en Pep Marí y el colmado Carlos que también cerraron. En fin así ha sido. Y eso que prácticamente todos tenían su barra de bar y nosotros no la hemos tenido nunca.

¿Tienen que ver las grandes superficies algo con la desaparición de estos pequeños establecimientos?
— Sin ninguna duda. Aquí vienen los cuatro clientes a buscar las cosas necesarias, pero las compras grandes las hacen en los grandes supermercados y no podemos competir con sus precios. Allí pueden encontrar de todo, pero nosotros tenemos cosas que no tienen ellos.

Los tiempos han cambiado mucho desde que abrió, ¿cómo han cambiado?
— Yo creo que para bien. Por lo menos tenemos muchas más cosas de las que teníamos entonces. Cuando abrí no teníamos ni electricidad y cuándo la pusimos compramos una pequeña nevera para las cuatro cosas de la tienda o de casa, y el agua la sacábamos de este pozo (señala el pozo que hay a la entrada de la tienda) con una cuerda y un cubo. Ahora hay electricidad, tenemos neveras, lavadoras, luz y de todo. Eso sí, el pozo está seco. Menos mal que pudimos hacer otro aquí al lado, en nuestro terreno, y tenemos el agua de allí.

El agua también ha sido un factor que ha cambiado mucho desde entonces.
— Mucho. Yo recuerdo como el agua nacía de los caminos un poco más arriba. Allí las fincas hacían unas acequias para desaguar los terrenos, que quedaban tan anegados que no se podían labrar, y ese agua acababa naciendo más abajo. Sobraba agua. Este pozo que ahora está seco solo tiene unos ocho metros, pero ya hará cuarenta años, no estoy seguro, que ya no hay.

En cuanto a variedad, en su tienda hay de todo, nada que envidiar a las grandes superficies, como decía antes.
— De todo a lo mejor no, pero sí tenemos las cuatro cosas más necesarias. También buscamos las cosas que los grandes supermercados no tocan, por decirlo de alguna manera. Tenemos comida y cosas para animales, también tenemos un apartado de correos, butano y todos los productos ibicencos que podemos, tomate, patata y las verduras que podemos tener.

Con el apartado de correos ¿da servicio a quienes tienen casas por los alrededores?
— No te creas, tenemos apartados hasta de gente de Sant Joan. Lo del apartado no es algo que deja gran beneficio, pero quienes vienen a buscar su correo a lo mejor ya compra alguna cosa más, o a lo mejor no. Es como el butano, que deja más dolor de espalda que beneficio. Por raro que te parezca, a nosotros nos va mejor en invierno que en verano. Se vende mucho más butano, y es cuando se hacen las matanzas y como nosotros vendemos todo lo necesario tenemos más clientes.

¿Qué material tienen para las matanzas?
— De todo: el pimentón, tripas, todas las especias para sobrasada como pimentón blanco, negro, jamaica, nuez moscada… de todo. Esto es algo que nadie quiere tener. Apenas somos los únicos de la isla que lo tenemos, máximo habrá seis o siete.

¿Se siguen haciendo muchas matanzas?
— Ni la mitad que hace 15 años. Pero vamos, todavía venderemos unas 70 u 80 matanzas cada temporada.

¿Hacen matanzas ustedes?
— Sí. Nos juntamos 7 u 8 de la familia y tenemos para todo el año. La matanza y la salsa de Nadal son cosas que nunca debemos dejar de hacer.

¿Se está perdiendo la Ibiza de las matanzas y la salsa?
— Sí. Se está perdiendo. Todo el mundo lo quiere pero nadie los hace. Hablas de salsa y fabuloso; hablas de matanzas y fabuloso. A todo el mundo le encanta pero nadie lo quiere hacer. Piensa que las matanzas te dan tres días de trabajo, uno para preparar y otro para recoger, aparte del día de la matanza. Sin contar con la cría del cerdo durante todo el año. Es mucho trabajo y no todo el mundo está dispuesto a hacerlo. También tenemos unas parras y hacemos un poco de vino para cada año, unos 400 litros para nosotros y para unos amigos.