OSCAR RIBAS La localización de más de tres toneladas de carne de pollo procedente de Bélgica, sospechosas de estar contaminadas por dioxinas "un producto considerado cancerígeno", ha provocado que las ventas de este producto se reduzcan a más de la mitad en la isla, según el presidente de la Asociación de Carniceros, Guillermo Rodríguez.

En muchas de las carnicerías del Mercat Nou de Eivissa colgaban ayer extensos informes que certificaban la procedencia española de los productos avícolas. Sin embargo, pese a todos estos documentos, las amas de casa prefirieron no arriesgarse a comprar pollo, como explicaban todas las dependientas consultadas ayer por este periódico. La mayoría de productos avícolas que se pueden adquirir en las Pitiüses procede del Levante español, según una dependienta. «Las señoras que vienen a comprar leen el cartel y se tranquilizan, aunque siempre les queda la duda, con lo que prefieren quedarse con carne de ternera, por ejemplo», explicaba ayer una vendedora del Mercat Nou.

La carne de cerdo y los huevos también vieron afectadas sus ventas, según Rodríguez, ya que se han dado casos de contaminación en los productos de este tipo procedentes de Bélgica. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Carniceros mantiene que toda la carne de pollo que se puede adquirir en las Pitiüses es de origen español y no ha estado en contacto con elementos tóxicos: «Los pollos belgas son congelados; aquí no llega ninguno fresco. Además, todos los que vendemos en la isla tienen su sello de garantía», mantiene Rodríguez.