Patrice Darrasse y Nuria Marsans recibieron un obsequio de manos del presidente del Consell Insular. Foto: GERMÁN G. LAMA.

Patrice Darrase y Nuria Marsans (él francés y ella de origen catalán) viajaron juntos a Eivissa en su viaje de novios. Ella había venido por primera vez en 1936, cuando sólo contaba cinco años, pero el estallido de la Guerra Civil hizo que su familia volviera rápidamente a Francia. Desde aquella luna de miel han pasado ya más de 45 años y ni uno sólo han faltado a su cita con la isla. En 1956 se compraron un terreno en Port des Torrent donde ahora tienen una casa que ocupan, sobre todo, en invierno.

«Desde que nos hemos jubilado disfrutamos más la isla, porque ya no venimos en julio ni agosto», comentaba ayer Marsans durante el acto con el que el Consell Insular homenajeó esta fidelidad para con la isla. «A mí me llaman el abuelo francés; hay niños en el barrio que tienen tres abuelos contándome a mí», añadía su esposo. Ambos recuerdan cómo era la isla hace cuatro décadas: «No había carreteras; un año llegamos y habían asfaltado el camino. Antes comprabas un terreno y con la palabra bastaba, no había que instalar vallas para señalar lo que era tuyo y tampoco hacía falta cerrar la puerta de casa», relataban estos testigos a los que el presidente en funciones del Consell, Antoni Marí Calbet, reconoció el derecho de ser «ibicencos».