Un año más, los nuevos alumnos de los institutos pitiusos fueron recibidos por sus compañeros veteranos con una lluvia de huevos. Se trata de las novatadas, que año tras año se repiten a pesar de la oposición de los padres de los alumnos y los propios profesores.

El instituto sa Blanca Dona de Eivissa, por ejemplo, fue ayer por la mañana el improvisado escenario de una verdadera batalla campal, que se inició a las once y no cesó hasta pasadas las doce, después de la intervención de una patrulla de la policía local. Mientras, en Santa María de Eivissa, las novatadas se producirán, en todo caso, hoy puesto que ayer sólo comenzaron las clases de COU.

En las afueras de sa Blanca Dona se apostaron cerca de veinte alumnos de los cursos superiores "muchos de ellos repetidores" armados con cajas de huevos. Frente a ellos, varias decenas de nuevos estudiantes del centro, que esperaban en la puerta que el bedel citara su nombre para entrar, por primera vez, en la educación secundaria.

La espera, sin embargo, no fue nada aburrida, puesto que los chavales se entretenían esquivando como podían los huevos que caían desde todos los flancos. Los menos afortunados comenzaron su primer día de clase con una impresionante mancha en la ropa.

Los profesores del centro poco pudieron hacer para evitar que continuara la guerra, puesto que los estudiantes no hacían ningún caso a sus gritos. De hecho, cuando uno de ellos se atrevió a coger al cabecilla de los agresores fue atacado con los mismos proyectiles por el resto de estudiantes. Al menos este año las novatadas se redujeron a la mencionada guerra de huevos. No hubo ducha con ketchup y ninguno de los alumnos acabó encerrado en los contenedores de basura. Otras novatadas habituales son obligar a hacer flexiones hasta que el estudiante no puede más u obligar a todos los jóvenes a pasar por un pasillo en el que se les da un baño de collejas.

La llegada de la policía local al instituto provocó la disolución del grupo de alborotadores. Los agentes requisaron varios cartones de huevos, aunque tampoco amainaron las ganas de tangana de los chavales, que esperaban que se marcharan los policías para recuperar los proyectiles que habían escondido en algunos zulos cercanos al instituto.

Ya bien entrada la mañana, todos los estudiantes juntos "víctimas y verdugos" entraron en el recinto para iniciar el curso.