No es tan fiero el león como lo pintan. A pesar de que el ejercito norteamericano se ha ganado el respeto a pulso por todo el mundo, ayer demostró en Eivissa su cara más amable. 20 tripulantes del destructor «The Sullivans», perteneciente a la Marina de Guerra más poderosa del universo, pintaron todas las paredes del Albergue Municipal de Eivissa. Fue un acto voluntario y totalmente solidario, no cobraron ni un duro por hacerlo. «Tratamos de hacer cosas similares a ésta en todas las ciudades a las que llegamos. Nadie nos lo ordena, lo hacemos porque queremos ayudar a estas asociaciones de beneficiencia», explica Christian Martínez, uno de los pocos voluntarios que hablan español, junto a Diana.

Los norteamericanos fueron meticulosos en su operación. Poco a poco, se disolvieron "en grupos de dos personas" por la zona de maniobras cargados con botes de pintura y brochas. No quedó ni un sólo centímetro en el Centre d'Acollida en el que los voluntarios no dejaran su impronta. Durante el trabajo, estos norteamericanos recibieron la visita del alcalde de Eivissa, Xico Tarrés.

Sin embargo, no tuvieron para mucho rato, puesto que en poco más de 2 horas todas las paredes del Centre d'Acollida relucían de un blanco nuclear. A pesar de todo, algunos tripulantes tenían previsto acudir también hoy al Albergue, para comprobar cómo había quedado su obra.

Ahora, este grupo de tripulantes volverá a su impresionante barco "de nada menos que 154 metros de eslora" fondeado en aguas pitiusas, donde aprovecharán los dos días que les quedan de estancia en las Pitiüses.

Eivissa ha sido la primera ciudad del Mediterráneo en la que ha recalado el «The Sullivans», destinado a misiones de vigilancia por la zona. En las Pitiüses tenía previsto efectuar operaciones de recarga de víveres y combustible, como explican desde la empresa consignataria del buque, «Umafisa».