Con una hora de adelanto frente al horario dispuesto en el programa y aprovechando aún los últimos rayos de luz, la localidad de Buscastell celebró ayer la tarde de su día grande coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción.

El alcalde de Sant Antoni, Antoni Marí Tur, y el concejal de cultura del Consistorio, Miquel Ribas, acudieron a los actos previstos en el pueblo más pequeño de la isla para conmemorar una jornada en la que participaron gran parte de los vecinos.

El programa hizo honor a la tradición y se desarrolló comenzando con una eucaristía asistida por el obispo de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, y el párroco de la localidad. Le siguió una demostración de ball pagès a cargo de la Colla de Can Bonet que desplazó una pequeña representación de sus cuarenta miembros para interpretar un repertorio de los bailes típicos pitiusos durante media hora aproximadamente. Ya con la noche como compañera, los bunyols y el vino se hicieron los protagonistas en torno a la plaza del bar donde se concentraron los asistentes a la misa y prolongaron las charlas.

Desde los más mayores, como Toni, Pep o Joan, hasta Victoria, que afrontaba su cuarta vez, todos disfrutaron de una velada que se tenía que haber cerrado una pequeña verbena a cargo del grupo «Mescalito» pero que no se celebró, dejando más de una decepción a pesar de que la fiesta había tenido actividades para todos los gustos. Acababan, así, más de diez horas ininterrumpidas de fiesta desde la mañana, cuando una chocolatada abrió el paladar de los habitantes, y que continuó con un partido de fútbol entre solteros y casados cuyo resultado dejaban «en un empate».