Vicente Félix ha trabajado con empeño desde su juventud para lograr esta fabulosa colección, hobby que compagina con otras aficiones.

Desde los 14 años, se fuma una media diaria de dos puros "«a veces llego hasta la docena»" y asegura que los médicos nunca le han prohibido su adición a la nicotina. A pesar de que su esposa ya no le deja fumar en casa -«la han operado y ahora le molesta el olor»- Vicent Félix, de 78 años de edad, continúa combustiendo cigarros y ampliando su impresionante colección de vitolas de puros a la que ya es difícil añadir una pieza que no se repita.

Tras toda una vida dedicada a este hobby, este jubilado de Eivissa ha recogido más de 130.000 en total, aunque cuesta saber con exactitud cuantas habrá. Comenzó a muy temprana edad, siendo joven, esta colección que él ya califica como «vicio», igual que el fumar «me repasaba todos los campos de fútbol de la isla, buscando las vitolas que tiraban al suelo todos los espectadores. Algunas estaban realmente sucias», comenta.

Ahora, su colección es un verdadero compendio de la historia española: en sus etiquetas tiene a todos los reyes españoles -incluidos los godos-, los barcos de la compañía Trasmediterránea, las catedrales, todos los cuadros de desnudos del Museo del Prado... Este jubilado no quiere dejar encajonadas sus etiquetas para que se llenen de moho. Por eso, las cede para todas las exposiciones que se lo piden. De hecho, ya se han mostrado al público en más de 20 ocasiones en las Pitiüses, un orgullo para el propietario y para los que acuden a visitarlas.

Félix no sólo se dedica a recoger las etiquetas de los cigarros; también almacena en su casa una importante colección de entradas de partidos de los mundiales de fútbol, billetes y, desde hace poco tiempo, tarjetas de teléfono. Comparte afición con otros muchos coleccionistas españoles, holandeses, belgas, alemanes y austríacos. Con todos intercambia, como si fueran cromos, las vitolas repetidas. «No pasa semana en la que no mande una docena de cartas al extranjero», apunta. Este intercambio continuo le permite hacerse con algunos originales que de otro modo serían prácticamente imposibles de conseguir. Después de tanto tiempo consumiendo puros, este jubilado se ha convertido en un especialista en el tema. Sus preferidos son los cubanos; después llegan los mexicanos y antillanos.

A pesar de todo, confiesa, con su modesta pensión sólo alcanza a fumar producto nacional que «tampoco está nada mal. Mi padre me decía que si algún día me encuentro en el cielo, será porque he llegado a Cuba; y tenía razón, allí se fabrican los mejores cigarros. Aunque fuimos los españoles quienes se los enseñamos a hacer» afirma orgulloso. Félix asegura que la notoriedad de los «Cohíba» se debe a una campaña muy intensa de publicidad, puesto que en la isla caribeña se manufacturan otros puros de mejor calidad, como los «Partagás».