Miguel Ángel y Ricardo celebraron ayer en el Ayuntamiento de Eivissa la boda donde no faltó el mínimo detalle. Foto: GERMÁN G. LAMA.

Fue una ceremonia sencilla en la que, sin embargo, no faltó de nada: entrada triunfal en coche engalanado; nervios de última hora; invitados que llegaron cuando ya había terminado el acto oficial; discurso emotivo; asistentes vestidos informales conviviendo con otros de gala, e incluso móviles que sonaron a destiempo.

Miguel Àngel Stirpano de 36 años y Ricardo Dorado de 42 -«amigos, novios y compinches» como ellos mismos se describieron- se convirtieron ayer en la segunda pareja gay que se inscribe en el registro municipal del Ayuntamiento de Eivissa desde su creación el 28 de abril de 1994. Ambos hicieron firme así una unión que dura ya 17 años, desde que se conocieron en Argentina, país del que es oriundo Ricardo. En la isla residen desde hace cuatro por lo que han decidido realizar aquí la celebración «aprovechando un lugar que se caracteriza por su tolerancia, aunque ello suponga que nuestras familias no puedan estar presentes».

La distancia y la espontaneidad con la que se ideó el acto -apenas un mes antes -han sido los condicionantes de dichas ausencias. Los que sí acudieron, hasta 80 personas en total, fueron sus amigos más allegados, que mostraron su alegría con arroz en la puerta del Consistorio y una canción final. Ahora esperan que este evento «sea un ejemplo para otras parejas en idéntica situación», señalaba Miguel Àngel, objetivo que contrasta con su visión del mismo: «Para nosotros es un mero trámite a nivel sentimental aunque somos conscientes de su relevancia porque es el máximo que se puede alcanzar», continuaba.