Vicent Ribas, Trull, tiene 72 años, una cámara y unas inmensas ganas de fotografiar hasta el más recóndito lugar de este planeta. Esta afición, que arranca de muy lejos, le ha llevado a visitar nada menos que 74 países diferentes, muchos más que cualquier ministro de Asuntos Exteriores. Sin duda. Su última aventura "un viaje a Mongolia, el pasado mes de agosto junto a su hijo" centrará la exposición que se inaugurará el próximo sábado a las ocho de la noche en Can Mossènyer, en el porche de la iglesia de Sant Josep.

En la muestra se repasan en unas 80 imágenes todos los contratiempos que tuvo que atravesar en su recorrido a lo largo y ancho de este país asiático: «Ha sido uno de los viajes más duros de mi vida, desde luego. Recorrimos 2.700 kilómetros en un 4x4 de fabricación rusa que era lo más parecido que existe a un tanque. Además, en este país no hay carreteras, sólo tienen unos 30 kilómetros asfaltados ¡y en qué estado!», señala. A pesar de todo, los lugareños no tienen problemas de transporte: «Cualquier niño mongol con sólo tres años ya sabe montar a caballo perfectamente. Son un pueblo de supervivencia, eso me ha quedado claro».

Y no es para menos, como comenta Trull. Mongolia es tan grande como tres penínsulas ibéricas juntas, pero su población alcanza sólo los dos millones y medio de personas, como explica este catalán afincado en Sant Agustí: «Casi todo es desértico. El 80 por ciento de la población es nómada y se dedica a la ganadería». Si algo hay en Mongolia es, desde luego, ganado, puesto que en el país pacen 25.000.000 cabezas de cabras, ovejas y yacs.

La ruta que siguió Vicent Ribas le llevó desde el frío casi polar de Siberia hasta el calor criminal del Gobi. Todo fueron contrastes.
Ahora, Trull ya prepara su próximo viaje que, si todo sale bien, le llevará hasta la isla de Madagascar. En este nuevo reto le acompañará de nuevo su hijo. «También preparo otros viajes para que me acompañe mi mujer, aunque a ella le gusta ir a otros sitios un poco más civilizados, menos peligrosos». ¿Qué naciones son «un poco más civilizadas y menos peligrosas» para Vicent Ribas? «Quizá vayamos a Estonia, Lituania o puede que a Irán. No lo sé, tendremos que discutirlo juntos», añade este aventurero.