La isla revivió ayer en sus parroquias una de las tradiciones más arraigadas y significativas de la fe cristiana: el inicio de la Semana Santa. Las palmas y ramas de olivo quisieron ser las protagonistas del Domingo de Ramos, fecha emblemática en el calendario católico por cuanto rememora la entrada mesiánica en la ciudad santa de Jerusalén. Mientras unas 200 personas se concentraban en la plaza de la iglesia de Sant Jordi para recibir la bendición e iniciar la procesión alrededor de la iglesia, este gesto se repetía en la mayoría de los templos ibicencos que, o bien con palmas traídas de la localidad alicantina de Elche o confeccionadas por los mismos fieles en los diversos talleres que estos días se han desarrollado, reproducían el gesto del pueblo a la entrada de Cristo.

Una hora antes de que se iniciaran los actos algunos creyentes se apresuraron a acudir al lugar de concentración con el fin de poder portar su propio tributo, si bien, el alto número de personas que acudieron a la llamada dejó que incluso en la eucaristía, escasearan los asientos. Personas de dos hasta 90 años participaron en la ceremonia religiosa y siguieron las directrices que, altavoz en mano, les iba indicando el sacerdote de la localidad, Francisco Torres. El comienzo del misterio de la muerte y resurrección de Jesús continúa hasta el miércoles con la penitencia para dar cabida a los actos del Jueves y el Viernes santos.