La falta de alquileres tanto para esta temporada como para todo el año está perjudicando a la buena marcha del mercado laboral de las Pitiüses y causando quebraderos de cabeza a muchísimas personas. En las últimas semanas, varias familias han tenido que abandonar la isla al no encontrar una vivienda donde establecerse y los precios rondan, en la mayoría de los casos, las 100.000 pesetas al mes, una cantidad que pocos pueden permitirse.

En las fechas actuales, cuando oficialmente se acaba de iniciar la temporada turística, alquilar un piso para todo el año en Eivissa se ha convertido en una experiencia que puede llegar a ser «traumática», sobre todo si se tiene en cuenta la falta de oferta de viviendas en toda la isla y cuando es normal tener que contestar a la pregunta «¿puede usted pagar 150.000 pesetas?».

Según comentan algunos de los trabajadores que en estos momentos buscan un piso de alquiler, todas las vías posibles para encontrarlo resultan infructuosas. Buscar los servicios de una inmobiliaria, contactar con particulares, a través de anuncios por palabras o preguntar directamente en lugares muy frecuentados como bares, institutos o escuelas no ayudan a conseguir este objetivo. La problemática ha llegado hasta la Unión de Consumidores de España (UCE) donde se han hecho eco de las preguntas y las quejas de los usuarios, algunos de los cuales han optado por abandonar la isla a falta de una vivienda, un hecho que afecta sobre todo a familias enteras que no pueden establecerse de forma fija.

Comenzando por el principio, por llamar una por una a todas las empresas inmobiliarias de la isla dedicadas a alquilar pisos y apartamentos, suele ser una tarea inútil.

El incremento de nuevas viviendas, motivado por el auge que vive en estos momentos la construcción, no ha ido acompañado de un aumento de la oferta de alquileres. Los propietarios de los muchísimos apartamentos vacíos prefieren alquilarlas a turistas tan sólo en verano, que pagan muchísimo más dinero. Más de la mitad de las empresas ibicencas no pueden ofrecer en estos momentos un servicio de alquiler y las que pueden hacerlo solicitan precios muy elevados dirigidos, siempre, a sacar rendimiento a los meses de verano. Tanto es así que muchos empresarios hoteleros han tenido que habilitar habitaciones en sus establecimientos para alojar a los trabajadores llegados desde la península.