La delegada sindical de UGT, Elva Alonso, fue la protagonista absoluta de la manifestación del Primero de Mayo. Armada con un megáfono y, ante la escasez de gritos reivindicativos de sus compañeros, Alonso consiguió disertar durante casi una hora sobre los derechos de los trabajadores, en una marcha que hubiese sido silenciosa sin su aportación.

Los otros protagonistas fueron los inmigrantes ecuatorianos que, con evidentes muestras de nostalgia por su tierra, entonaron al unísono y con la mano en el corazón su himno nacional. Al menos ellos se sabían la letra, algo que no se puede decir de los asistentes que intentaban disimular, sin éxito, su desconocimiento de la «Internacional» cuando llegó la hora de entonarla. No es este el caso del conseller Josep Maria Costa, que sacó su vena más proletaria y cantó el himno obrero de principio a fin.

En el tentempié, la sobrasada convivió con los 200 pinchos de cordero que preparó el colectivo de magrebíes; carne adobada con mil especias y una salsa picante con chili. Un grupo cubano dio el toque musical al acto. Una vez más, los trabajadores inmigrantes fueron los más animados a la hora de salir al centro de la pista.